Simón Bolívar, el Libertador.

Escucha nuestro podcast en “Días de Radio” (Candil Radio) – 23/06/2022

Simón Bolívar es una de las figuras más importantes y universales de Latinoamérica. Personaje protagónico de la independencia de muchísimos territorios americanos antaño colonias españolas, también cuenta con una biografía muy interesante, que merece ser atendida por nosotros aquí, en La Estirpe del Lobo.

Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios nació en Caracas, actual capital de Venezuela, el día 24 de julio del año 1783, y falleció en Santa Marta el 17 de diciembre del año 1830. Es el descendiente de una familia que procedía de distintos lugares de España, como el País Vasco y Canarias (concretamente Tenerife). Desde muy joven estuvo fuertemente influenciado por las ideas del liberalismo político, la Ilustración o el empirismo, “devorando” escritos de Locke, Montesquieu, Rousseau o Voltaire.

Todo esto se unió a sus posibilidades de viajar por Europa, lo que le permitió conectar de una forma más radical y pura con todos esos movimientos y pensamientos. Todo toma mayor cuerpo cuando en la capital francesa conoce a Napoleón Bonaparte, y queda absorto por las ideas de la Revolución Francesa, proceso histórico que cambiaría para siempre la Historia del mundo. Podemos entonces afirmar que Bolívar comienza su camino en el año 1805, cuando jura en Roma consagrarse a la lucha por la liberación de su tierra de la dominación española.

 

La lucha contra la metrópoli.

Bolívar no sólo ayudó militarmente (a pesar de no contar con ningún tipo de formación militar), sino que comandó política e ideológicamente a los procesos de independencia americanos a través de sus discursos, convertidos poco a poco en tesis.

Fue en 1810 que todo comenzó, dado que la Península Ibérica se encontraba en plena Guerra de la Independencia contra las tropas napoleónicas, conflicto que no finalizaría hasta cuatro años después. Es en esta época que Bolívar se une a Miranda en lo que fue un sonado fracaso, viéndose obligado a abandonar lo que hoy es Venezuela, y comenzando a dirigir la revolución poco a poco.

Es desde Cartagena que emite su famoso comunicado invitando a volver a tomar las armas contra la metrópoli, comenzando una invasión militar denominada “la campaña admirable” que llegó a tomar el poder de Caracas. Es aquí cuando Bolívar deja de ser solo Bolívar, y pasa a llevar, tras concesión del consistorio caraqueño, el título de Libertador.

Pero quien conoce la Historia reciente de América sabe que nada es tan sencillo, y una nueva intentona de los realistas por tomar el poder y volver a integrar la zona bajo el mando de la Corona expulsó a Bolívar nuevamente de Venezuela. Desde Jamaica es que Simón vuelve a intentarlo, lanzando la tercera revolución, en esta ocasión en 1816, durante la cual, que terminaría en 1819, se haría prácticamente con todo el país. Fue en 1821 que Bolívar consigue su gran sueño: la independencia de Venezuela.

 

No todo quedó ahí.

Bolívar tuvo un sueño mayor siempre que la mera independencia de su Venezuela natal, y era lo que él denominó como “la Gran Colombia”. En resumidas cuentas, esta propuesta de Bolívar pretendía organizar a todas las colonias, tras su independencia, de un modo similar a los Estados Unidos. Es comprensible: hoy pensamos en unos EE.UU. confrontados con Latinoamérica, pero no siempre fue así, y sobre todo: muchas figuras seguidas por Bolívar tenían una relación excelente con el que fuese el primer estado liberal de la Historia, como es el caso del Marqués de La Fayette.

Bolívar venció en Boyacá en 1819, consiguiendo la independencia de lo que hoy conocemos como Colombia (antaño, Virreinato de Nueva Granada). Nació así, de las ideas de Simón, el famoso Congreso de Angostura (celebrado en 1819) donde se promulgó una constitución que regía sobre lo que hoy es Venezuela, Ecuador, Panamá y Colombia.

¿Creéis que nuestro personaje principal de hoy se quedó ahí? Pues nada más lejos de la realidad. Después de todo esto se unió a Sucre en la liberación de Quito, y a José de San Martín (libertador de Chile) para liberar Perú. Aquí surgió un gran conflicto de carácter ideológico, ya que San Martín era partidario de mantener bajo castas europeas a las nuevaas naciones que estaban surgiendo de estas revoluciones.

Tras el abandono de San Martín, que temía un enfrentamiento frontal con Bolívar que fuese aprovechado por los realistas y pusiese en peligro la estabilidad de las independencias, el segundo se puso al frente de la independencia de Perú. Fue en 1825 que los últimos realistas abandonaron Latinoamérica.

 

El Bolívar “político”.

Como habéis podido comprobar quienes nos seguís habitualmente, en La Estirpe del Lobo no “somos amigos” de convertir en prístinos y perfectos a los personajes de nuestros artículos y podcast. Bolívar no fue siempre un revolucionario amante de la libertad, y cuenta con una fama de autócrata y dictador bastante grande entre quienes estudiamos su vida y obra.

Tras la derrota de las tropas realistas, y ocupando Simón Bolívar ya la posición de presidente de la Gran Colombia (que ejerció desde 1819 hasta su fallecimiento), del Perú (desde 1824 hasta 1826) y la de Bolivia (desde 1825 hasta 1826), pretendió perpetuarse para siempre en el poder a través de una monocracia ejercida por él, donde no estaría sometido a ningún control.

Como podemos comprobar, los deseos de Libertad, Igualdad y Fraternidad fueron sustituidos por la intentona de convertirse en un dictador que controlaría y dirigiría con mano de hierro el futuro de aquellos a quienes había “emancipado”. Los deseos de unidad fueron sustituidos por los intereses de las nuevas capas poderosas de la sociedad: los criollos dependientes de la Corona que ahora obviarían de una forma muy evidente a los aborígenes americanos.

Finalmente, a los 47 años de edad, en el año 1830 como dijimos anteriormente, Bolívar fallecería por motivo de una tuberculosis y fiebre tifoidea de la que no consiguió recuperarse.

 

Pero, ¿Bolívar era solo un revolucionario más?

Como muchas figuras de esta época (ya analizamos la semana pasada la interesantísima biografía de Garibaldi, “el héroe de los dos mundos”), Simón Bolívar se movió entre la política, el idealismo, la revolución y el ocultismo. En este caso está más que probada su filiación masónica.

No podemos olvidar aquel viaje que Bolívar emprendió a Europa, además en la que, según sus biógrafos, no fue la mejor época de su vida (había perdido a su esposa). Ahí es que fue iniciado en la masonería: en una logia Lautaro en Cádiz (provincia tradicionalmente ligada a las logias masónicas). Hay quien se detiene en un aspecto bastante llamativo: Bolívar llegó a Cádiz muy joven, por lo que su admisión fue muy rápida o no aconteció en 1803, sino al año siguiente o ya en 1805.

También se ha dicho que no fue iniciado en esa logia sino en una denominada Londres nº5, suceso que habría acontecido ya en 1806. No es así según parece por un documento con el que se cuenta, que es una plancha masónica donde se recoge su “aumento de salario” en noviembre de 1805.

Sea como fuere, y abandonando el infructuoso debate de las fechas, que poco nos aporta, lo que es cierto es que Bolívar fue iniciado en esta sociedad mistérica, y que tuvo contacto con “masonerías” de distintos tipos y ritos.

Fue en la masonería donde Bolívar coincidió con muchas de las figuras históricas que posteriormente participasen con él en todo el proceso de liberación de las antaño colonias de la monarquía de Las Españas. ¿Dato curioso? Quienes defienden que Bolívar nunca perteneció a la masonería y que solo es una maniobra para adueñarse de su figura, se basan en un decreto de prohibición de la actividad masónica firmado por él a finales de 1828. Pero hay que detenerse en los detalles: lo que Bolívar prohibió no fue la masonería en general, sino a la denominada logia Fraternidad Bogotana, compuesta por personas que participaron en la “Conspiración Septembrina” y que habían utilizado el taller masónico a tal efecto.

 

Conclusiones.

Otro ejemplo más de un idealista que hipotecó su vida por aquello en lo que creía firmemente, y con una biografía llena de polémicas, donde unos le ensalzan y le convierten en un “semidiós” sin defectos, y otros le condenan como un traidor a España y un autócrata caprichoso.

Desde La Estirpe del Lobo optamos por la tercera vía, como siempre, y nos limitamos a decir que hemos estado ante una personalidad sin parangón, con sus luces y sus sombras, que dio pie a grandes hechos y que cometió viles tropelías, que un día adornó las columnas de la masonería como lo que era: un hombre.

 

Para saber más…

1.- www.masoneriaglobal.com

2.- www.revistas.ucr.ac.cr

3.- www.revistaselectronicas.pucrs.br

 

Fuentes de las fotografías: 

1.- www.mentesalternas.com

2.- www.flickr.com

3.- www.elmundo.es

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