04/05/2018 Sultan Saladino. Es posible que Saladino no sea muy conocido en Occidente, pero incluso 800 años después de su muerte, sigue siendo famoso en Oriente Medio. Nacido en 1137, se convirtió en el sultán de una enorme área que ahora incluye Egipto, Siria, partes de Irak, Líbano, Yemen y otras regiones del norte de África, que dirigió con éxito ejércitos contra los cruzados invasores y conquistó varios reinos. Los historiadores lo han descrito como el kurdo más famoso de todos los tiempos. ESPAÑA EUROPA MADRID SALUD PIXABAY/ PIXELSNIPER

Saladino, el unificador de Oriente.

Escucha nuestro podcast en «Días de Radio» (Candil Radio) – 13/10/2022

Después de haber hablado esta temporada de Ricardo «Corazón de León», contraíamos una deuda con esa etapa de la Historia, y hoy la vamos a saldar. Nuestro personaje de hoy es reconocido como una de las figuras sin las que no podríamos entender la actual configuración del mundo. Si: hoy hablamos de Saladino.

 

¿Quién era Saladino?

Al-Nasir Salah ad-Din Yusuf ibn Ayub (1137-1193) es una de las piezas fundamentales tanto en la configuración de lo que ha sido el mundo bajo influencia musulmana como en las relaciones que se han mantenido entre los pueblos alrededor del Mar Mediterráneo. Gobernante sin parangón, gran estratega militar, culto y un diplomático increíble, pasó de dirigir ejércitos y territorios para volverse inmortal como concepto de la caballerosidad medieval. Y esto último, ante propios y ajenos.

Hijo de un gobernador llamado Ayub, nació en lo que hoy es Iraq. Su familia, que sufrió una gran cantidad de avatares, estaba ligada a la lucha contra los cruzados desde antes del nacimiento de nuestro personaje de hoy. Tras una guerra civil de la que salió vencedor el candidato al trono apoyado por los familiares de Saladino, recibieron el gobierno de Damasco, con mandos militares.

Como puede comprenderse, de la infancia de Saladino tenemos pocos datos, pero parece que era un gran estudioso del Corán y de todo lo relacionado con el origen de su pueblo, pero también contaba con conocimientos de matemáticas y filosofía.

Los inicios de Saladino.

Fuera de lo que normalmente se atribuye a Saladino (que era más filósofo que militar), nuestro protagonista fue una pieza fundamental de la conquista de Egipto y de las luchas contra los cruzados, convirtiéndose en Señor de Egipto tras la muerte de Nur al-Din, general al que él había asistido. Quizá el hecho que Saladino fuese escogido, un suní, con apoyo de algunos chiíes (facciones enfrentadas del Islam), puede deberse tanto a la fama de su familia como a intereses espurios debido a su juventud.

Nunca lo sabremos. Lo que sí es cierto es que Saladino comenzó a enfrentarse a las élites desde bien joven, trayendo a su familia, desafiando al califa y desarticulando todas las oposiciones a su gobierno. Fue así que, aunque reconocía la autoridad del sultán sirio, fue haciéndose fuerte, convirtiéndose en Sultán de Egipto y avanzando posiciones en el Golfo Pérsico y hasta Yemen.

No nos queremos detener en detalles de campañas militares, nombres y fechas para evitar convertir en tedioso nuestro encuentro, pero podemos resumirlo en que nadie parecía poder hacer frente a Saladino. Ni tan siquiera Nur el-Din, quien preparaba ataques al corazón político y militar del gobierno del más poderoso hijo de Ayub, viendo cómo acabó conquistando muchísimas plazas de vital importancia hasta en el norte de la actual Siria.

 

Saladino y la lucha contra los cruzados.

Algo innegable es la entrega de Saladino al Islam, y concretamente al sunismo, luchando contra lo que él y sus partidarios consideraban «herejías» dentro de los discípulos de las enseñanzas de Mahoma, unificando la forma de entender la religión en todos sus dominios. Y eso implicaba, como podemos imaginar, la lucha contra los cristianos y sus tropas cruzadas en la búsqueda de la homogeneización de todo el territorio.

Tras haber nombrado gobernador a su hermano en la zona de Siria, volvió a un Cairo que había abandonado hacía dos años para todas las campañas militares que había emprendido. Pero una figura como Saladino parecía estar poco acostumbrada a la calmada vida de palacio: en 1177 atacó a las tropas situadas en Palestina, ya que los cruzados habían avanzado hacia Damasco, una de las claves de su poder.

Podemos, aunque sea mirando a través del cristal del movimiento romántico del siglo XIX, intentar imaginar esos grandes movimientos de tropas, con multitud de efectivos reclutados en todas las zonas dominadas por Saladino. Fue así que llegó por primera vez a las puertas de Jerusalén. Aún así, y tras la rapidez de su razzia, fue sorprendido por la experiencia de los caballeros de Balduino, que, aunque eran muy inferiores en número. Rompieron sus líneas y Saladino tuvo que retirarse a Egipto. Sin embargo, en 1180, Balduino se vio obligado a negociar la paz atendiendo a la mala situación de sus tropas por sequías consecutivas.

Campañas militares, avances y repliegues: la conquista de Jerusalén.

Tras vencer en Hattin, y muy molesto por los ataques que desembocarían en ese conflicto, el conocido como «diplomático» del Islam ocuparía la zona norte del Reino de Jerusalén, avanzando sobre Samaria. Aprovechándose de la debilidad cristiana, presionó muchísimo a las defensas de la costa, de vital importancia para el mantenimiento de los cristianos. Cayeron muchos emplazamientos, a excepción de Tiro, y tras asegurarse la conexión con Egipto, sitió la ciudad de Jerusalén.

Nadie quería capitular y perder los Santos Lugares, que no debemos olvidar que este era un lugar clave para ambos ejércitos no solo por el control militar y político, sino por el valor de victoria o derrota moral que tenía. Tras muchas negociaciones pactó con Bailán (máxima autoridad cristiana de Jerusalén) perdonar la vida a todos los habitantes a cambio de evitar la destrucción de los lugares, y entregó los espacios religiosos cristianos a los ortodoxos.

La Tercera Cruzada, con Ricardo «Corazón de León» entre los reyes participantes (y sobre la que ya hemos hablado aquí), acabó con el respeto a los peregrinos de todas las religiones en el camino hacia los Santos Lugares.

El final de Saladino.

Nuestro protagonista falleció por tifus en 1193 en la ciudad de Damasco (donde fue enterrado). Fue sustituido por su hijo Al Afdal en el trono sirio, comenzando una de las dinastías más importantes de la Historia de Oriente: la dinastía ayubí.

 

Saladino eterno.

Saladino es recordado inmediatamente después de su muerte como un ejemplo rotundo de caballerosidad medieval donde se combinó el respeto hacia los cautivos, el respeto a la palabra dada, su cortesía y su honor. Este personaje, presente incluso en «El Conde Lucanor», entró en los reinos cristianos de la mano de las leyendas y las anécdotas que le tenían como protagonista y que contaban una y otra vez los supervivientes que habían participado en las cruzadas. En La Estirpe del Lobo tenía reservado un lugar por mérito propio, y se lo hemos dado.

 

Para saber más:

1.- www.historia.nationalgeographic.com.es

2.- www.buscabiografias.com

3.- www.lavanguardia.com

4.- www.historiageneral.com

 

Fuentes de las fotografías: 

1.- www.infosalus.com

2.- www.elespanol.com

3.- www.guerrayhistoria.wordpress.com

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.