Escucha nuestro podcast en «Días de Radio» (Candil Radio) – 10/11/2022
Trotski es una de las personalidades que influyeron en el pensamiento del siglo XX, llegando su estela hasta la actualidad. Figura sin la que no se entendería cómo y por qué fue la Revolución de Octubre en Rusia, su auge y caída ha vertido ríos de tinta a lo largo y ancho del mundo. Pero hoy nos centraremos en un actor de la historia que también cambió para siempre el devenir histórico del comunismo: Ramón Mercader.
Todo tiene un principio: Leo Trotski.
No tenemos suficiente espacio para detenernos en la apasionante historia de la Revolución de Octubre. Desde su gestación hasta el final de la guerra entre bolcheviques y blancos, varios nombres resonaron con muchísima fuerza, y podríamos considerarlos «rostros» de esta época: Lenin, Stalin y Trotski.
Stalin y Trotski siempre mostraron diferentes formas no sólo de entender la revolución en sí misma, sino el propio ideal comunista. Ideología que comenzase a organizarse durante el siglo XIX (con unos orígenes mucho más antiguos, unidos a pensamientos de carácter utópico), pasó, con el nacimiento de sindicatos y partidos políticos, a convertirse en una alternativa cada vez más real dentro de las capas obreras de la sociedad.
No olvidemos el contexto en que todo esto ocurre: miseria, ausencia total de derechos laborales y sociales, altísima mortandad entre las clases bajas, etc. Y, aunque se había predicho que tendría su eclosión en sociedades altamente industrializadas, acabó por triunfar en Rusia, territorio realmente empobrecido y atrasado económicamente en comparación con otras naciones de la época. Fue así que nació la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
Pocos años después fallecería el principal e indiscutible líder de la revolución, Lenin. Aunque existió un periodo que parecía en calma, las luchas intestinas de Stalin por tomar el poder acabaron por relegar de una vez y para siempre al exilio a León Trotski, partidario de la teoría de la «revolución permanente».
El «candidato perfecto»: Ramón Mercader.
Ramón Mercader es una de esas figuras con una biografía que parece escrita por el mejor de los novelistas. Nuestro protagonista era hijo de Pablo Mercader y Caridad del Río. Nada parecía predecir que acabase como militante comunista: la familia de su padre era de la burguesía textil catalana y la de su madre, de origen español, acomodados de Cuba que habían regresado a la Península Ibérica por el proceso independentista. Su padre era un nacionalista conservador, y su madre nunca se había manifestado políticamente.
Todo esto cambia cuando el matrimonio de la familia Mercader hace aguas. Tras una desastrosa gestión de las empresas familiares y el desencanto de Caridad Mercader (había asumido el apellido de su esposo), esta comienza a frecuentar espacios marginales de Cataluña. Acabando ingresada durante un tiempo en un psiquiátrico, del que consiguió salir, y huyendo con su amante (un aviador francés) hacia Toulouse. Allí, Ramón estudió en la Escuela de Hostelería. Su madre avanzó hacia posiciones marxistas, entrando a formar parte del Partido Comunista Francés.
· Ramón Mercader y la II República Española. Ramón volvió a España al proclamarse la II República, pasando a trabajar en el Hotel Ritz. Para estas fechas, ya Ramón Mercader era un comunista convencido. Este hombre elegante y de formas correctas, de un metro y ochenta y cinco centímetros de altura, era conocido por frecuentar movilizaciones obreras y frecuentar espacios asociados al ideario marxista.
Mercader pasó a militar en el Partido Comunista Catalán, dentro del paraguas del Partido Comunista Español. Participó de los hechos de octubre de 1934, pero no fue detenido, y se le puede ver en la cabecera de la manifestación tras la liberación de Companys, figura de gran relevancia para la política española. Como podemos imaginar, después de esto, no volvió a su puesto de trabajo, pasando a dar clases privadas de catalán.
Pasó a formar parte de las Joventuts Socialistes Unificades de Catalunya, dentro del JSUC, participando en multitud de eventos, previamente a la Guerra Civil Española.
· La Guerra Civil Española. Mercader luchó junto a su madre en la columna «Trueba-Del Barrio» del frente aragonés tras haber participado en los combates contra los sublevados de la guarnición de Barcelona. Casi todos sus compañeros de armas eran de la UGT y el PSUC. Tras recuperarse de las heridas que sufrió, fue destinado a Madrid, y siendo diezmadas las compañías a las que pertenecía, regresó de nuevo a Barcelona cumpliendo órdenes directas y fundando el Batallón «Jaume Graells», a la sazón, 27ª División del Ejército de la República, y llegando a comandante de la misma.
No nos vamos a detener en todos los avatares de la Guerra Civil Española, que merece un capítulo aparte, pero resumiremos diciendo que Ramón Mercader fue un soldado entregado a la causa de la II República y de la lucha contra los sublevados.
· El espionaje. España durante la Guerra Civil no fue solo un escenario de enfrentamiento entre nacionales, sino un campo de experimentación de las grandes potencias de cara al gran conflicto global que se encontraba ya en ciernes. Y esto no fue solo para pruebas de armamento: también se probaron diferentes técnicas de espionaje, ya que la información siempre ha sido el arma más poderosa del mundo.
Es así que Caridad, su madre, se puso al servicio de los soviéticos en la organización NKVD, y parece que fue ella quien llevó a Ramón a entregar su lealtad a los intereses de la URSS. En 1937, según parece, Ramón recibió adiestramiento soviético. La misión encomendada a Mercader comenzó en Francia, donde se le ordenó infiltrarse en las organizaciones comunistas que seguían los postulados de León Trotski. Trotski vivía en el exilio desde principios de 1937 en México, con un asilo que fue concedido por Lázaro Cárdenas, Presidente, con la intermediación de Diego Rivera.
Las operaciones «PATO» y «GNOMO»: el final de León Trotski.
Amor y espionaje siempre han ido de la mano. Nada más útil para obtener información y abrir puertas que la seducción. Y este fue el rol que debió cumplir Ramón Mercader: tenía que conseguir convertirse en el interés amoroso de Sylvia Ageloff, trotskista con influencia en el entorno del líder exiliado. Mercader lo consiguió, llevando su relación hasta el año 1939.
Es aquí cuando comienza la «Operación PATO». Este plan, que había sido aprobado explícitamente por Stalin, consistía en varios núcleos operativos: uno, dirigido por el muralista mexicano Siqueiros, debía acabar con su vida; y otro, en el que entraban Caridad y Ramón Mercader, tenía únicamente labores de vigilancia.
Todo parecía torcerse con el estallido de la II Guerra Mundial, pero la operación siguió adelante: en la madrugada del 23 al 24 de mayo, el grupo encabezado por Siqueiros intentó asaltar la casa de Trotski, pero no consiguieron acabar con su vida. Tras la furia de Stalin por este rotundo fracaso, que dejaba a sus servicios secretos en una situación ridícula en un momento muy delicado, se ordenó la puesta en marcha del plan alternativo, en el que participaban los Mercader.
Ramón consiguió encontrarse con Trotski a través de Ageloff, y el día 20 de agosto de 1940, se quedó a solas con él. Fue en el momento que Trotski bajó la guardia para leer unos documentos que Mercader le asestó un durísimo golpe en la cabeza con un piolet. Trotski, entre convulsiones, no murió hasta medio día después. Ramón Mercader fue detenido y condenado a veinte años de prisión por asesinato.
Tras esto es que comenzó la segunda de las operaciones, conocida como «GNOMO». Tras abrir la URSS una embajada en México que pretendía ofrecer cobertura al NKVD para sacar a Mercader de la cárcel, se comenzaron a estudiar las posibilidades. En todo esto fue importantísima la figura de Jesús Hernández, comunista español al servicio de los soviéticos que tenía como objetivo reorganizar el PCE en México tras la muerte de José Díaz. ¿Qué se planteó? Aprovechar una de las salidas de la cárcel de Mercader para meterle en un coche y sacarle del país. Fue un sonado fracaso.
Aún con los intentos (no dirigidos por la URSS) de Caridad por sacar a su hijo de la cárcel, finalmente tuvo que cumplir su pena de forma íntegra. En la URSS le esperaba la Estrella de Héroe de la Unión Soviética.
El final de Ramón Mercader.
En 1960, ya como un hombre libre, Mercader marchó a Moscú. Llegó a coronel de la KGB, y fue altísimamente condecorado: Héroe de la Unión Soviética con la orden de Lenin y la Medalla de Oro, que era la más alta que existía. Sus últimos años los pasó entre la URSS y Cuba, tierra de origen de su madre como vimos anteriormente. Allí fue que falleció a causa de un cáncer. Siempre existirá la duda de si su fallecimiento fue provocado por polonio radioactivo entregado por el mismo servicio secreto al que había entregado su vida para evitar que revelase alguna vez información secreta.
Esta es la vida de uno de los personajes más interesantes del siglo XX. Espías, amantes, lealtades encontradas… los mejores ingredientes para lo que podría haber sido una magnífica novela negra que, sin embargo, está dentro de los libros de historia.
Para saber más:
1.- www.historia.nationalgeographic.com.es
4.- www.historia.nationalgeographic.com.es
Fuentes de las fotografías:
1.- www.telar.com.ar
2.- www.bbc.com
3.- www.es.rbth.com