Escucha nuestro podcast en «Días de Radio» (Candil Radio) – 01/07/2021
España ofrece una variedad extraordinaria de paisajes, costumbres y tradiciones, que junto al arte, la cultura y la arquitectura, resulta prácticamente inabarcable. Son innumerables los destinos maravillosos en los que pasar uno días descansando y disfrutando de nuestro tiempo libre. También para los amantes del misterio existen multitud de destinos donde poder compaginar la buena gastronomía, el descanso y nuestra pasión: la exploración de los mundos ocultos. Estos que aconsejamos aquí, son algunos de nuestros favoritos.
En esta primera entrega nos centraremos en una comarca de la que hacía mucho tiempo que queríamos hablaros:
Las Hurdes
Las Hurdes, comarca histórica y natural del norte de Cáceres, en Extremadura, es conocida por su secular aislamiento. Un aislamiento que ha permitido la conservación de las tradiciones y los parajes para deleite de los visitantes, pero que también se encuentra en el origen de su leyenda negra, en muchos aspectos injusta. Y es que las Hurdes comparten destino con otras muchas zonas aisladas, en especial montañosas, de nuestra geografía. Tierras que antaño conocieron el hambre, la enfermedad y el atraso; y que hoy parecen condenadas a desaparecer por la pérdida y el envejecimiento de la población nativa. Pues si la espacia vaciada, a la cual los políticos propios y extraños han dado la espalda[1], ha llegado a despoblar tierras que antaño fueron ricas, que no ha causado en las zonas aisladas cuya historia siempre fue una heroica lucha por sobrevivir.
El documental de Luis Buñuel “Tierra sin pan”, rodado en 1932 y estrenado en 1933[2] denunció la situación de esta comarca, abandonada a su suerte y sumida en el hambre y la enfermedad. Sin embargo, aquel documental, que se centró en Las Hurdes, bien podría haberse grabado en otro centenar de sitios de nuestra geografía. De hecho, incluso más abandonados y aislados que las propias Hurdes[3]. Es más, Alfonso XIII viajó hasta Las Hurdes para interesarse personalmente por la situación allí en 1920, y fueron muchos los intentos que se acometieron para modernizar esta comarca. Desde los promovidos por el propio Alfonso XIII hasta los programas actuales financiados con fondos FEDER, pasando por la reforestación que impulsó Franco o el Plan Hurdes de Manuel Fraga en 1978[4].
El doctor Bide, en 1892, tras viajar por Las Hurdes, presenta un informe en el Boletín de la Sociedad Geográfica de Madrid, en el que denuncia las difíciles condiciones de vida de los hurdanos. La Sociedad «Esperanza de Las Hurdes», dirigida por Francisco Jarrín, obispo de Plasencia, inicia obras caritativas en la comarca, que tienen su punto álgido con el I Congreso Nacional de Hurdanos y hurdanófilos, celebrado en 1908. En 1904, el poeta José María Gabriel y Galán compone «La Jurdana» y «A Su Majestad el Rey» subrayando la miseria existente. En 1913, Unamuno dedica un capítulo de Andanzas y visiones españolas a Las Hurdes, denunciando aún más las condiciones sanitarias de sus habitantes. Posteriores informes de los doctores Gregorio Marañón, Goyales y Bardají, que más tarde será subsecretario de Sanidad[5], denuncian la situación alarmante de la comarca, donde había proliferado el bocio y el cretinismo, como consecuencia de los déficits nutricionales y en especial el déficit de yodo. Sin embargo, no crea nadie que esta era una situación exclusiva de Las Hurdes. Al contrario, en las Alpujarras granadinas y almerienses, los niveles de incidencia de bocio y cretinismo eran superiores al 50% de la población. Pero podríamos citar también otras comarcas de Asturias, Cantabria, Galicia o los Pirineos, donde el bocio era pandémico y en situaciones extremas se llega al cretinismo, la deficiencia congénita de la glándula del tiroides por la ausencia de yodo y la malnutrición crónica de los progenitores. La situación tampoco era diferente en otras partes del mundo. Tanto en Suiza como en EE.UU. (en la región de los Grandes Lagos) encontramos situaciones parecidas. De hecho, una de las características de la medicina del primer tercio del siglo XX fue la administración masiva de suplementación de sal yoda a grupos de población de entornos rurales y montañosos, en los que prácticamente se había aprendido a convivir con el bocio.
En España, por ejemplo, la lucha contra el bocio, en la década de los 50 del pasado siglo, llevó a reducir la incidencia en las Alpujarras de un 53% a un 13%. Cifra que hoy en día nos parecería elevadísima y que sin embargo era todo un éxito en aquel momento[6].
Con todo esto queremos que el lector se sitúe en el contexto histórico y geográfico de Las Hurdes, pero también desagraviar a esta bellísima comarca por una leyenda negra que podría haber recaído sobre otras muchas comarcas españolas y europeas que vivían idéntica situación. A la vez, mostrar nuestra admiración por el coraje de aquellos antepasados nuestros que lucharon contra las más terribles adversidades, sobreponiéndose al aislamiento y una naturaleza dura, inclemente. En Las Hurdes, como en Las Alpujarras o en las poblaciones aisladas de los Pirineos se forjaron hombres y mujeres fuertes, indomables, capaces de sobreponerse a cualquier calamidad. Hombres y mujeres de carácter tan noble como recio, a quienes les debemos muchísimo. En estos parajes, además, sobrevivieron los desterrados, los herejes, las brujas, las antiguas costumbres y tradiciones. Aquellos hombres y mujeres preservaron para nosotros un conocimiento ancestral que el hombre moderno apenas está empezando a comprender. Aquellos hombres y mujeres, nuestros abuelos y bisabuelos, sufrieron tanta pobreza y penalidad como gallardía y honor demostraron durante sus vidas. Una lección de superación que jamás deberíamos olvidar.
Hoy quedan sólo los ecos de aquel pasado, presente en la memoria de algunos ancianos que aún recuerdan aquellos tiempos. Las Hurdes[7]de hoy en día ofrece al visitante una estampa muy diferente a la de aquellos años. Rutas de senderismo en las que descubrir un paisaje único, con siete ríos alimentando sus valles y frondosas arboledas. Una arquitectura genuina, de pizarra negra, de origen celta, que enmarcan a la perfección con las tradiciones que se han conservado, como el singular carnaval y la noche de las ánimas. También es posible disfrutar de rutas a caballo, en 4×4 o sorprenderse con los ejemplos de arte rupestre y petroglifos. No en vano, esta comarca lleva habitada desde hace más de 8.000 años. Aquí podrá visitar los mismos lugares en los que antaño estuvieron elPadre Nieremberg, Lope de Vega, Legendre, Unamuno, Buñuel, Alfonso XIII, Gombau, Doctor Albiñana, Nicolás Redondo o Porras Atienza. Y como no, grandes investigadores y divulgadores del misterio como J. J. Benítez, Lorenzo Fernández o Iker Jiménez. En la comarca encontrará una interesante oferta de hoteles rurales y con encanto y una fantástica gastronomía. No puede irse nadie de allí sin disfrutar del aceite de oliva virgen (verdaderamente extraordinario) y de la miel, para todos los gustos: roble, encina, tomillo, brezo, eucalipto, azahar, etc. Un placer para los sentidos. Un lugar magnífico donde descansar disfrutar de la naturaleza y adentrarse en el mundo del misterio, de los que Las Hurdes están bien servidos. Conozcamos algunos de sus más famosos misterios:
La Encorujá, un ser mitológico de la cultura hurdana, se trata de una mujer maléfica que muchas veces es descrita como una bruja, pero que a mí me parece más un súcubo. Se dice que habita en los lugares más inhóspitos de los valles hurdanos y le gusta sentarse en el pecho de quienes están durmiendo para asfixiarlos, pero nunca se puede llegar a verla, pues en cuanto te despiertas, ella desaparece. También se la hace responsable de la desaparición de los bebes y los niños pequeños.
El Duende Jampón es un duende o gnomo pequeño, que no levanta dos palmos del suelo, pero tiene unos pies enormes, más grandes que el cuerpo y casi del tamaño de los de una persona adulta, por lo que duerme de pie, durante el día, esperando a que el caiga el sol para saciar durante la noche su hambre voraz. Es el pariente local del Zamparrón castellano-leonés, una pequeña criatura feérica que se caracteriza por su pequeño tamaño y por su voraz apetito.
El Entignao o Entiznáu es un ser del tamaño más o menos de un hombre grande, de aspecto negruzco, viste una levita negra y un sombrero de copa también negro. Vive en lo alto de la sierra de La Gineta y se le suele ver al amanecer o al anochecer. Siempre aparece liando o fumando cigarros puros que ofrece a los pastores. Por lo general no causa ningún mal, al contrario, pero cuando su generosidad es despreciada o cree que se está intentando abusar de ella, es capaz de conjurar las más terribles tormentas. Las primeras referencias se tienen en las actas del Primer Congreso de Hurdanófilos celebrado en Plasencia en 1908, aunque se cree que ya venía apareciendo desde 1902.
El Jáncanu es un gigantesco cíclope, de aspecto horrible, peludo, antropófago y de malas intenciones. Pese a tener un único ojo en el centro de su frente posee una vista prodigiosa y panorámica de varias leguas a la redonda desde la altura que le proporciona su estatura. Se cree que vive en cuevas en lo alto de las montañas junto a su mujer. Se le hace responsable de la muerte del ganado y de varias desapariciones humanas. Es la versión hurdana del mito del cíclope, presente en muchas culturas indoeuropeas, inmortalizado en las aventuras de Ulises y Polifemo en la Odisea de Homero. En algunos relatos –aunque quizás sea un pariente –se le denomina Pelujáncanu. La única diferencia entre ellos es que este último tiene la cabeza calva a excepción de un único pelo.
El Machu Lanú es quizá el ser más siniestro del bestiario de Las Hurdes y puede que de toda Extremadura. Se trata de un ser mitológico que muchos han asociado con el mismísimo Satanás, aunque probablemente –aunque esta es una hipótesis personal –se trata de la cristianización de los faunos. De hecho, su descripción es muy similar a los faunos: mitad macho cabrío y mitad humano. Esta figura del folclore extremeño aparece en los carnavales de Las Hurdes, donde es un indiscutible protagonista. También es uno de los seres que más veces se han visto por estas tierras, incluso en tiempos recientes, como informa Jose Manuel Frías en la web extremaduramisteriosa.com. El último testimonio del que hemos tenido constancia es de la década de los años ochenta del pasado siglo XX, cuando D. Eusebio Martín Domínguez mantuvo un encuentro con este ser unos años antes de morir[8].
La Chancalaera es una mujer grande, fuerte y muy atractiva, a la que se le atribuye el poder de transformarse en anciana de apariencia indefensa e incluso en un animal. De ella se asegura que es hija de un pastor y una yegua, y que habita en una cueva al pie del Pico de las Corujas. Se la considera una acosadora de hombres –lo que nos lleva a pensar de nuevo en la figura de un súcubo –, sin embargo, se usa en la comarca para asustar a los niños. Guarda relación con otra figura del folclore extremeño: Isabel de Carvajal o la Serrana de la Vera, una mujer de aspecto varonil que disfruta seduciendo a los hombres y tras dar rienda suelta a sus instintos sexuales, acabo asesinándolos.
La Procesión de Ánimas por el Río Malvellido es similar a la Santa Compaña[9] galega. Se la describe como una procesión de siniestras siluetas blancas, sin rostro, que vagan en fila portando una vela o candil, en imponente silencio, sólo roto por el sonido de una campana. Una figura muy conocida del folclore de Las Hurdes, probablemente emparentado también con esta procesión de ánimas en pena, es el Corteju de Genti de Muerti o Cortejo de Gente de Muerte.En este caso, se trata de dos jinetes que a lomos de sus caballos aparecen para anunciar la muerte de algún vecino esa misma noche.
Con el siglo XX, los misterios no han cesado. Junto con la aparición de estas antiguas figuras del folclore, han ido surgiendo otras, como el Chancas de Acero, un humanoide de aspecto robótico[10], cuya aparición suele estar precedida de un fuerte sonido metálico y un destello luminoso; o la leyenda negra que rodea la alquería abandona, a finales de la década de los setenta del pasado siglo, conocida como Cabaloria. También, por supuesto, se han podido observar e incluso fotografías numerosas luminarias[11]. De hecho, son muchos los testimonios que existen de luces que parecían perseguir a las buenas gentes de Las Hurdes[12].
Los OVNIS también tienen, por supuesto, un lugar destacado en lo que podríamos denominar la nueva iconografía del misterio y el folclore de Las Hurdes. De hecho, esta comarca es una de las más activas desde el punto de vista ufológico, pues son muchísimos los testimonios y reportes de avistamientos que se han dado en estas montañas. Entre estos avistamientos, destaca el del 28 de noviembre de 1991, cuando una mujer, que regresaba de noche a su casa, se encontró frente a dos luces gigantes e incluso pudo ser protagonista de un fenómeno de teleportación. [13]
Como podéis apreciar, Las Hurdes no defraudan. Historia, arquitectura única, naturaleza y misterio se aúnan para hacer de esta comarca un destino único para todos aquellos que quieran disfrutar de unas vacaciones diferentes.
Además, ir a Las Hurdes nos da la oportunidad de recorrer unas de mis rutas favoritas, tanto para hacerlas en coche como en moto: La Carretera de Extremadura[14]. La ruta se puede prorrogar todo cuanto se quiera, pues es posible continuar hasta Lisboa, por ejemplo, y tiene muchas variantes, pero para quienes dispongan de poco tiempo y quieran aprovecharlo al máximo, les aconsejo el tramo de Madrid a Badajoz por la A-5.
La Carretera de Extremadura (una ruta en coche o moto desde Madrid a Badajoz).
La primera parada obligada es Alarcón, a 13 kilómetros del punto de salida. Se trata de una población infravalorada, pues con unos 170.000 habitantes tiene mucho que ofrecer. Lo ideal es aparcar el coche y caminar un rato por su centro histórico hasta dar con la Iglesia Santa María la Blanca, que fue declarada Bien de Interés Cultural. De allí nos dirigiremos al Parque de los Castillos, para visitar el Museo Contemporáneo, ubicado en una mansión-castillo de estilo neogótico-sajón de principios del siglo XX, donde se pueden contemplar algunas piezas de vidrio preciosas.
Poco más adelante, en el punto kilométrico 18, encontramos Móstoles. Otra de estas ciudades que desgraciadamente no suelen aparecer en las guías de viaje, pero que tienen mucho que ofrecer. En concreto, nadie que pase por esta ciudad debe perderse la ermita de Nuestra Señora de los Santos, de una sola nave[15], ni dejar de disfrutar de un paseo por el parque Finca Liana, de 14 hectáreas. Además, en nuestra estancia, no podemos dejar de recordar una de las leyendas más interesantes y trascendentes de nuestra historia nacional: la leyenda del mensajero de Móstoles, el hombre, que según los archivos de Cáceres, partió desde Madrid para dar notica de los sucesos del 2 de Mayo, provocando así que el levantamiento de Madrid contra la ocupación francesa estallara en toda España. Se cree que el enigmático mensajero de Móstoles era un monje franciscano, que recorrió Mérida, Almendralejo, Fuente del Maestre, Fregenal de la Sierra, Jerez de los Caballeros, Higuera la Real, Cumbres de San Bartolomé y Logrosán en Cáceres[16]. Debemos de confesar, además, que esa vieja leyenda es la que nos inspiró la primera vez para conocer estas carreteras y pueblos. Unas experiencias que nos han inspirado para esta propuesta viaje.
Continuamos ruta, solo unos pocos kilómetros, para detenernos en el km 31, en Navalcarnero. En esta ciudad, de apenas 30.000 habitantes, no nos podemos perder La Plaza de Segovia, bellísimo ejemplo de la arquitectura tradicional castellana. También debemos visitar, al menos, la Iglesia de la Asunción, del siglo XVI y la ermita de la Veracruz, donde se venera el Santo Entierro. Recordar, también, que como toda población con historia, posee muchas leyendas fascinantes. Dejo que descubráis algunas por vosotros mismos, pero os recordaré una: el campesino que hablaba con el demonio. Se llamaba Martín Perdomes, y logró fama y riqueza gracias a que cada noche, como el mismo aseguraba, el mismísimo Lucifer[17] se acercaba a su lecho para charlar con él y aconsejarlo. Así, puedo predecir una gran tromba de agua que cayó sobre Madrid y que de no ser porque Martín Perdomes avisó de la que se avecinaba, muchos hubiesen perdido todo, pues la tormenta se desencadenó en día de mercado.
En el punto kilométrico 73 encontraremos el Castillo de la Vela, en Maqueda, ya en la provincia de Toledo. Este castillo, que fue habitado por un tiempo por la reina Isabel la Católica, fue levantado sobre unas ruinas árabes, que a su vez se levantaron sobre fortificaciones romanas. El castillo se puede ver desde la misma autovía, y ya desde allí resulta imponente. Resulta interesante acercarse hasta él para apreciar sus almenas, un tanto singulares en su forma. Pero desgraciadamente no se puede visitar, y sólo se puede observar el exterior. Una pena.
Tras el aperitivo del Castillo de la Vela, al llegar al km 118 entraremos en Talavera de la Reina, donde destacan sus murallas. Especialmente espectaculares cuando se las observa en la calle Carnicerías o en la corredera del Cristo. Pero seríamos muy injustos si sólo nos detuviésemos en esta maravilla, pues son muchas las que nos aguardan en esta ciudad: la Basílica de Nuestra Señora del Prado, la Colegiata de Santa María la Mayor[18], la Iglesia de San Prudencio o el Puente de Santa Catalina. Pero sobre todo su cerámica y su artesanía –aparte de lo bien que se come por estas tierras –, tienen que tener un hueco en nuestra agenda. La visita al Museo de la Cerámica es indispensable. Además, esta ciudad posee números parques y jardines, el paso del Tajo, por la noche, resulta realmente evocador. Lo que convierte a este punto de nuestra ruta en un buen lugar para hacer noche e incluso, si disponemos de tiempo, quedarnos unos días. No nos defraudará la ciudad.
Siguiendo camino, a tan solo 29 kilómetros, en el punto kilométrico de la A-5, encontramos Oropesa, preciosa localidad entre el Tajo y la Sierra de Guadarrama. Aquí, su pasado medieval, protagonizado por templarios y otras órdenes de caballería, aún resuena entre sus calles, y en especial en el Castillo, que data del siglo XII.
Más adelante, en el kilómetro 252, entrados ya en la provincia de Cáceres, encontramos Trujillo, la cuna de Francisco Pizarro, cuyo monumento ecuestre preside una de las plazas mayores más bonitas de España. Especial interés despierta en el viajero también el Castillo y sus ocho torreones defensivos, que recuerda lo disputada que fue esta población en la Edad Media, cuando leoneses, árabes[19] y portugueses compitieron por su control. La Iglesia de Santa María la Mayor, sus murallas y la excelente gastronomía –son muy famosos los encurtidos de Trujillo –de esta pequeña localidad, que hoy en día apenas llega los 10.000 habitantes, son más atractivos que añadir y motivos para hacer una parada[20]. En especial, si queremos disfrutar de la naturaleza, éste será uno de los pueblos donde detenernos unos días y aprovechar su proximidad al Parque Natural de Monfragüe o la Cueva del Castañar.
A continuación, llega el plato fuerte: Mérida. Su teatro y anfiteatro romano, Patrimonio de la Humanidad, es visita inevitable[21], aunque es posible que se aún resulte más espectacular aún el Templo de Diana y sobre todo el Acueducto de los Milagros y el impresionante puente romano de 62 ojos. Pero no crea el lector que sólo encontrará restos romanos[22], pues la Alcazaba Árabe o la espléndida Basílica de Santa Eulalia también nos dejarán asombrados; y a unos 15 kilómetros encontraremos el Dolmen del prado de Lácara. Por supuesto, también tendremos que visitar la Asamblea de Extremadura, que hoy ocupa el antiguo Hospital de San Juan de Dios y el moderno puente Lusitania, sobre el Guadiana, diseñado por el conocido arquitecto Santiago Calatrava.Mención especial cuenta su oferta gastronómica, para todos los gustos y bolsillos. En fin, que más decir, de la que es una de las ciudades españoles que nadie debería dejar de visitar, al menos una vez en la vida, que la antigua Augusta Emerita romana, sigue siendo muy augusta y muy emérita. Y por supuesto, una ciudad con tanta historia tiene también muchas leyendas y misterios que ofrecernos, como la evocadora leyenda de la “Piedra de la Luz”, la Aquila, que iluminaba la Catedral y permitía rezar sin necesidad de ninguna lámpara.
Y llegamos a la última parada de esta peculiar ruta que os proponemos: Badajoz. La Plaza Alta, una de las más hermosas de España, es visita obligada. Y por supuesto, su Alcazaba, la más grande de Europa.
Notas al pie:
[1] Este no es un blog político ni nosotros tenemos intención alguna de politiquear a favor de nadie, pero sería deshonesto de verbalizar la crítica que todos tenemos en nuestra mente. Da igual la ideología del político, e incluso si es oriundo de tierras vaciadas, como si es nacido en grandes urbes, el problema de la despoblación rural les ha importado –e importa un rábano –a nuestros próceres patrios. Y es que nos enfrentamos a un doble problema, como dicen en mi pueblo, se junta el “hambre con las ganas de comer”. El desarrollo de nuestra civilización es eminentemente urbana, su paradigma es la ciudad, la metrópoli. Este paradigma de hormigón y asfalto está detrás del éxodo del campo a la ciudad. Por otro lado, a los políticos le viene bien la concentración de la población. Es más barato proveer de servicios a poblaciones masificadas que dispersas. El coste de una sanidad o una educación con una población dispersa es mayor que en una población más concentrada. El coste de desarrollar infraestructuras logísticas y tecnológicas es también mayor con una población diseminada que en una población masificada. De hecho, cuando se habla de las futuras ciudades, se habla de sustentabilidad y eficiencia energética, cierto; pero siembre en términos de ciudad vertical, de ciudades-edificios, que reducen los costes de los servicios, del desarrollo de infraestructuras y facilita el control de la población. Por eso, mucho nos tenemos, que como en otros momentos de la historia, el campo vuelva a ser olvidado, pues nada invita a creer que nadie –repetimos, nadie, de ningún signo político –parece interesado en políticas de repoblación y reasentamiento. De existir esa voluntad, ya se habría hecho. Si se hizo en la Edad Media, con la repoblación de los territorios recuperados a los musulmanes, más se podría hacer en este siglo XXI nuestro. Pero falta lo importante: la voluntad de hacerlo.
[2] En la versión sonora, la locución corrió a cuenta de Paco Rabal, que logró una dramatización extraordinaria. El documental, pese a las críticas que puedan hacerse (gran parte de las secuencias fueron teatralizadas) es una auténtica joya de nuestro cine, que aconsejamos a todo el mundo que vea, y de cómo la cultura y el arte pueden contribuir a reivindicar justicia y progreso.
El documental estaba basado en el estudio antropológico de Maurice LegendreLas Jurdes: étude de géographiehumaine (1927).
[3] Nos vamos a extender en esta cuestión, pese a no ser la temática habitual del blog ni el objeto del artículo, pero creemos que estamos en la obligación de reivindicar justicia para Las Hurdes, comarca sobre la que recayó una leyenda negra, que sin ser falsa, es injusta, pues podría aplicarse a muchas otras comarcas aisladas de la España de principios del siglo XX e incluso de otros países del mundo. En esta cuestión, ni Las Hurdes, ni España, estaban mejor ni peor que el resto.
Creemos también, que muchos lectores agradecerán la sinceridad de nuestras palabras y las aprovecharán para poner en contexto la parte del misterio a la que llegaremos más adelante.
[4] En la década de los 80 del siglo pasado, los hurdanos se organizaron para lograr un mayor protagonismo en las políticas que afectaban directamente a la comarca, lo cual fue muy beneficioso para estas tierras; pero no fue realmente hasta entrados los 90, con el florecimiento del turismo rural, que no lograron mejorar mucho sus recursos (miel y oliva, fundamentalmente). En 1998, la visita de los reyes a la comarca ayudaron a dar una imagen de Las Hurdes muy distinta a la que se tenía hasta ese momento, y que aún pervive en mucha gente.
[5] Wikipedia. El párrafo [desde “El doctor Bilde hasta subsecretario de Sanidad] está tomado de la Wikipedia, pues la redacción nos ha resultado elegante y pedagógica. Resume perfectamente –y en muy breve espacio –los estudios e intentos de modernización de Las Hurdes. Al considerar que no podemos mejorar lo escrito, lo ofrecemos textualmente al lector.
[6] Sobre la lucha contra esta enfermedad en España y más en concreto en Las Hurdes, se puede consultar el artículo de Juan Bernal, miembro del Instituto de Investigaciones Biomédicas, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Universidad Autónoma de Madrid, De Las Hurdes al BOE. Sesenta años de lucha contra el bocio y cretinismo endémicos, publicado en la revista Endocrinología Molecular, y que se encuentra accesible en internet.
[7]Las Hurdes, Parque Natural del Valle de Las Batuecas, Reserva de la Biosfera de las Sierras de Francia y Béjar, cuentan con lugares declarados patrimonio de la humanidad.
[8] Según relata la citada web extrmaduramisteriosa.com, punto de referencia en internet para el misterio en Extremadura.
[9] La Santa Compaña es quizás el mito más conocido de Galicia, pero es frecuente encontrar referencias similares en gran parte de España y Europa. Su origen es muy probable que esté en la Cacería Salvaje de Odín.
[10] Aunque algunos vecinos lo han descrito como un soldado de la I Guerra Mundial que se habría perdido por los montes. Resulta, no obstante, sorprendente, dado que España no participó formalmente en la contienda ni hubo ningún frente de batalla cerca de Las Hurdes, pero dado que el testimonio está recogido en varias fuentes consultadas, referimos al lector este dato.
[11]IkerJimenez, en su programa Cuarto Milenio dedicó un magnífico y muy valiente programa a los misterios de Las Hurdes, que recomendamos a todo el mundo que lo haya visto. Pero también quisiera recomendar un artículo –que entiendo original –de Tamara Sanchez en el blog: enigmas de media noche, en el que trata específicamente el tema de las luminarias y las luces que matan en Las Hurdes. El blog, en general, he de decir que me gustó mucho y aprovecho la ocasión para aconsejarlo.
[12] La Revista Historia y Arqueología se hizo eco de una luminaria que fue fotografiada en Las Hurdes y publicó un interesante artículo en el que se comentaban algunas de las explicaciones que la ciencia da a estos fenómenos: http://www.historiayarqueologia.com/2012/03/misteriosa-esfera-de-luz-fotografiada_52.html
[13] Este caso lo conocimos en 2016 gracias a la periodista Lourdes Gómez, que entrevistó a la víctima de este encuentro para el programa Extremadura Infinita: https://www.periodismoymisterio.com/encuentro-ovni-las-hurdes/
[14] Aquí comenzamos con nuestra segunda propuesta de viaje para estas vacaciones: una ruta en coche por la carretera de Extremadura. Los cacereños probablemente se rasguen las vestiduras y con mucha razón, porque desde Badajoz a Las Hurdes hay como tres horas de viaje. Pero comprendan que para mí, que parto desde la costa de Almería –por cierto, bellas donde las haya. Si os gusta la naturaleza y el mar, este es vuestro sitio –, con entre seis y siete horas de viaje (y eso si no paras ni para echar gasolina), ya vayas a Cáceres, Badajoz o Las Hurdes, es puerta de al lado. De hecho, casi todos mis viajes y escapadas por Extremadura han partido en realidad desde Madrid o Toledo, donde he hecho parada y fonda, primera etapa del viaje, y luego desde allí me he dirigido hacia esas bellas tierras. Hacer el viaje directamente es realmente agotador desde donde vivo. De aquí que aconseje, que si tenemos tiempos, tras ver Las Hurdes, aprovechemos “la cercanía” para hacer esta ruta. O viceversa, hagamos esta ruta. Y una vez descansemos en Badajoz, viajemos a Las Hurdes para pasar allí unos días.
[15]Cuenta con un retablo del siglo XVIII en cuyos lados se ubican imágenes del Sagrado Corazón de Jesús y María. La iglesia tiene detalles muy característicos, como espejos del siglo XVII, cuadros con marcos tallados y cornucopias.
[16] Tenemos referencias de esta leyenda, por ejemplo, en los artículos de José Nogales, en el diario El Liberal, de 1908, quien reconoce conocer la historia gracias a Roso de Luna, de quien ya hemos hecho referencia alguna vez en este blog. Ver: Nota 10 del post La Cueva de Hércules.
[17] Huelga de decir que estamos tomando el relato popular que conocemos y no entramos en un análisis mitológico, ni histórico ni simbólico de la cuestión. Lucifer, por ejemplo, es el Lucero del Alba, y además de ser asociado con Prometeo, en su condición de “Portador de la Luz”, su origen, en realidad es la Diosa sumeria Innana, a quien también se le identificaba con el Lucero del Alba. No obstante, esto sería salirnos de la cuestión.
[18] Sólo por el rosetón merece la pena el viaje.
[19] De hecho, el origen del castillo era una Alcazaba musulmana.
[20] Trujillo es una población muy monumental, donde destacan bellísimos palacios como el del propio Pizarro o los palacios de los Marqueses de la Conquista (en el que se alojaron los Reyes Católicos) y el de los Marqueses de Santa Marta. Es una población que puede engañar al viajero, porque parece pequeña, pero en un día no da tiempo a ver todo lo que puede ofrecer.
[21] Sin menospreciar ninguna de las poblaciones citadas –y otras cercanas, también realmente bellas –de tener que elegir un solo lugar donde parar a pasar unos días en esta ruta que os aconsejamos, sin duda, la ciudad elegida sería Mérida.
Fuentes de las fotografías:
2.- www.extremaduramisteriosa.com