Cuando el deseo de ganar ya no conoce límite, incluso la muerte es aceptable.
Escucha nuestro podcast en “Días de Radio” (Candil Radio) – 29/10/2020:
Llega Halloween y como siempre surgen polémicas acerca de su celebración. Nosotros no vamos a entrar en discusiones estériles. Halloween ha evolucionado desde sus orígenes paganos[1] para adaptarse a las creencias cristianas[2] y acabar por convertirse en una fiesta popular en la que haciendo uso de lo macabro exorcizamos nuestros propios miedos.
Sin duda, el éxito creciente de esta fiesta en nuestros tiempos está asociado a ese placer tan irracional que sentimos cuando leemos un relato de terror o vemos una película de miedo. Y es que el hombre, desde los albores de la historia, ha sentido fascinación por todo aquello que le aterraba, pero que al mismo tiempo, suponía un reto para él. Quizás sea porque en medio de una existencia marcada por la incertidumbre, la conciencia de la muerte nos ayuda a sentirnos vivos e invita a vivir plenamente, disfrutando del maravilloso regalo que supone cada nuevo amanecer.
En este sentido, los relatos de terror, como las películas de miedo, ciencia ficción e incluso de suspense, reflejan los miedos de nuestra sociedad, muchas veces inspiradas en mitos y leyendas profundamente enraizados en la cultura tradicional, como los vampiros, los demonios, las brujas o los fenómenos paranormales. Pero también son el reflejo del miedo a nosotros mismos y a lo que podemos ser capaces en situaciones extremas. Leer esos relatos, ver esas películas o celebrar Halloween son un modo de enfrentar esos miedos y vencerlos. En el caso de Halloween, concretamente, ayudados de grandes dosis de sentido del humor e ironía.
La conciencia de la muerte nos ayuda a sentirnos vivos e invita a vivir plenamente, disfrutando del maravilloso regalo que supone cada nuevo amanecer.
Pero no nos vamos a detener mucho más en esta cuestión, nuestro interés hoy, en este rato de radio que compartimos cada semana, es cumplir con una de las tradiciones más conocidas de Halloween, contar un relato de terror.
De los muchos que podríamos narrar hemos seleccionado uno, de cuyo origen hablaremos al final, que es muy conocido en EE.UU. pero no tanto en Europa. Se trata del relato “de la casa mejor decorada”.
La casa mejor decorada.
Es difícil encontrar un barrio en el que no aniden pequeñas rencillas entre sus vecinos. Envidias, rencores, acusaciones mutuas erosionan la convivencia e incluso generan enemistades que duran décadas. Esto fue, precisamente, lo que les ocurrió a Beatrice y Katie, dos vecinas enfrentadas durante toda su vida.
La rivalidad entre ambas surgió en instituto, cuando, después de haber sido muy amigas desde la infancia, ambas mujeres se enamoraron del mismo hombre. Ninguna de ellas llegó nunca a casarse con él, siquiera a tener el más mínimo romance, pero la rivalidad entre ambas de un modo terrible e incluso enfermizo. Las antiguas amigas se hacían responsables mutuamente de todas las desgracias que les sobrevenían en la vida, empezando por el hecho de no haber llegado a casarse con su primer amor. Cuestión que achacaban a los boicoteos de su rival.
Con los años, ambas mujeres fueron alimentando el rencor y la rivalidad, buscando cualquier excusa para intentar competir entre ellas.
Aquel año, Katie decidió participar en el concurso anual de Halloween, tanto en la modalidad de disfraz como en la de mejor decoración de la casa. Beatrice, en cuanto se enteró, hizo lo mismo, inscribiéndose en los dos concursos.
Beatrice contrató a una diseñadora que preparó un vestido increíble. No sólo era un disfraz terrorífico, sino que además ensalzaba toda su feminidad, haciendo que los hombres votasen mayoritaria a su favor, encandilados por la sensualidad del disfraz.
Katie estaba enfadadísima por haber perdido frente a Beatrice y ante todo el mundo. Así que preparó a conciencia la decoración de su casa, contratando incluso a un grupo de baile para ambientar el jardín, el cual había convertido en un cementerio.
El jurado acudió a ver las diferentes casas que entraban en concurso y por casualidad acudieron primero a la Beatrice, que de nuevo maravilló a todos con su decoración. Y es que Beatrice, al enterarse que su antigua amiga y ahora rival se había apuntado también al concurso de decoración de casas por Halloween, hizo todo cuanto estuvo en su mano para ganar también aquel primer premio y de este modo humillar totalmente a su rival.
Para lograrlo, Beatrice contrató a un equipo profesional de atrezo, con mucha experiencia en la ambientación de espacios y en la creación de decorados para películas de terror. Incluso contaba con un experto en efectos especiales. De este modo logró sorprender a todo el mundo cuando contemplaron su casa totalmente transformada en una mansión de pesadilla, en la que no faltaban siquiera extraños sonidos y objetos que se movían al paso del jurado por las diferentes estancias.
Por su parte, Katie no pensaba arrojar la toalla así como así. Había decorado toda su casa como si de una cripta gótica se tratara, y el hermoso jardín lo había convertido en un siniestro cementerio del que se alzarían zombis reales, que tras un rato de representación teatral del horror de regresar a la vida, acabarían bailando frente al jurado al ritmo de Thriller, la famosa canción de Michael Jackson. Sería en ese momento cuando ella haría su aparición estelar, volando en una escoba gracias a un curioso juego de poleas que habían preparado para ella unos amigos escaladores.
Todo iba bien en la casa de Katie y la representación estaba gustando muchísimo al jurado, que veía en todo aquel despliegue un modo muy original y moderno de celebrar Halloween. Katie, sin embargo, no podía dejar de pensar en Beatrice, en cómo había ganado el concurso de disfraces y en cómo presumiría en caso de ganar también el concurso de decoración de casas. Estaba tan enfadada y tan preocupada en ganar, que cometió un error terrible a la hora de colocarse el equipo que le permitiría “volar sobre las cabezas de todos sobre su escoba”. Aquel último y definitivo acto con el que pensaba ganaría el favor del jurado.
Llegó el momento y se lanzó hacia el vació, pero el error que había cometido le iba a pasar una factura mortal. Las cuerdas que deberían servirle de salvavidas se le enredaron en el cuello y Katie quedó colgada de la pared de su casa, pataleando y luchando por su vida mientras frente a ella todos creían que era parte del espectáculo y coreaban su nombre mientras ella se asfixiaba.
Al día siguiente, su marido se dio cuenta que la bruja ahorcada que decoraba su casa era el cuerpo sin vida de su mujer.
Esta leyenda, muy conocida y difundida en EE.UU. y América del Sur, aunque menos en Europa, pero que se puede encontrar en muchas páginas de internet dedicadas a las leyendas urbanas, parece tener su origen en un hecho real: un hombre que se suicidó ahorcándose de un árbol de su jardín y cuyo cadáver quedó a la vista de todos durante días porque todo el mundo pensó que se trataba de una figura de la decoración de Halloween.
Notas al pie:
[1] El origen es principalmente celta, que celebraban en estas mismas fechas la llamada Fiesta de Samhain (palabra gaélica que significaba “el final de la cosecha”). Los celtas creían que esta noche sus antepasados podían cruzar el velo que separa los dos mundos, el de los muertos y el de los vivos, y visitarlos, de aquí las luces con las que iluminaban las casas. Con el tiempo y la influencia del cristianismo, la celebración adoptó las formas tétricas como medio de “escapar de los muertos” haciéndose pasar por uno de ellos. Esta tradición que se perpetuó especialmente en Irlanda, llegó a EE.UU. de manos de los inmigrantes y muy pronto se convirtió en una de las celebraciones más populares del país, exportada al mundo gracias al cine y la televisión.
[2] Muchos olvidan, al criticar Halloween que lo que significa no es otra cosa que “víspera de todos los santos”, del inglés antiguo All hallow’s eve y que fueron los católicos irlandeses, como un medio de conservar su identidad, quienes la popularizaron en América del Norte.
Fuentes de las fotografías: