La Mansión Encantada de Pescadería.

Escucha nuestro podcast en «Días de Radio» (Candil Radio) – (25/03/2021)

 

La investigación acerca de esta leyenda nos ha supuesto la excusa perfecta para disfrutar de uno de los barrios más castizos de Andalucía, barrio que es candidato a convertirse en Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Humanidad.

 

La Mansión Encantada de Pescadería es una de las muchas historias que le debemos a Alberto Cerezuela, quien ha recuperado la leyenda evitando que se pierda para siempre en el olvido. Debemos reconocer que nos ha sido imposible encontrar ninguna otra referencia escrita a esta mansión, hoy desaparecida, y que las entrevistas que hemos hecho a vecinos del barrio de Pescadería-La Chanca, al ser posteriores a la publicación de la historia por parte de Alberto Cerezuela[1], los vecinos podrían estar “contaminados” por el auge renovado que ha tenido esta historia. Sin embargo, estamos convencidos de la autenticidad de esta leyenda, que además ofrece la oportunidad de conocer uno de los barrios más emblemáticos de la capital de la provincia.

El barrio de Pescadería-La Chanca, al que, curiosamente, pertenecería también la Isla de Alborán, pues está integrada en este distrito local, surge en torno al s. XI como arrabal extramuros al oeste de la Medina cuando ésta aumentó su población y se quedó pequeña. El nombre original del barrio era Al Hawad, El Aljibe, y muy pronto se convirtió en un barrio muy próspero gracias al llamado “fondeadero del poniente” donde atracaban los barcos que comerciaban con la ciudad. No olvidemos que Almería en la época musulmana era un puerto de primer orden, donde atracaba la flota califal y donde llegaban muchísimos barcos con mercancías desde Oriente y del que partían también  muchos productos textiles, pues los telares de Almería tenían fama en todo el Mediterráneo.

Idrisí[2] habla de este arrabal en términos de auténtico centro comercial de la ciudad, con talleres, comercios y  bazares por todas partes. Geográficamente se asentaba sobre las antiguas canteras de piedra para construir la Alcazaba y las murallas de la ciudad. Imaginamos que aquellas minas acabaron reutilizándose como almacenes para las mercancías que llegaban y partían desde el puerto de Almería, cuya moderna ampliación sería aquel fondeadero del poniente.

Hoy en día, en el barrio de Pescadería-La Chanca se organizan numerosas rutas en las que podemos contemplar los restos de aquel pasado glorioso y especialmente las canteras y cuevas excavadas para obtener la piedra.

Por desgracia, el terremoto del siglo XVI[3] destruyó prácticamente todo el barrio. Iniciándose así un lento declive. Las antiguas cuevas excavadas se convirtieron en improvisadas viviendas para quienes lograron sobrevivir a aquel desastroso terremoto. Desde ese momento y hasta la actualidad, las cuevas permanecerán habitadas.

El barrio, aunque en un principio conservó el trazado musulmán de sus calles, ya nunca volvió a recuperar el antiguo esplendor. Pero adquirió un carácter propio, con una planta peculiar de sus viviendas, que acabarían siendo características de toda la ciudad. Hablamos de la planta de estructura cúbica, de una sola planta, con terrado arriba. En definitiva, la típica casa almeriense, que recuerda mucho a una cueva, por aquello de ser muy alargada. Lo cual supone una gran ventaja en un clima tan cálido. Además, en el barrio de Pescadería-La Chanca aún se conserva la tradición colorista que se ha perdido en el resto del municipio. Así podemos encontrar las fachadas encaladas en blanco, pero en las que contrastan los colores vivos de las puertas y sobre todo de las ventanas.

A comienzos del siglo XIX, con el auge de la minería, el barrio recuperó bastante del bienestar perdido siglos atrás. Sin embargo, aquella mejora de las condiciones de vida de los vecinos duró poco, y para finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, el barrio vuelve a caer en desgracia. Una de las razones fue la epidemia de cólera que a finales del XIX[4] se cebó con este barrio.

Es en este contexto donde debemos fijar la leyenda de la Mansión Encantada de Pescadería, la cual se encontraba en los solares que en la actualidad ocupan el colegio Inés Relaño. Allí, al parecer, pudieron perecer todos los miembros de una familia como consecuencia del cólera. Aunque hay otra versión que asegura que aquella casa, extrañamente, no se vio afectada por la epidemia, lo que sorprendió a los vecinos, pues en todas las familias hubo víctimas, y en algunas familias perecieron la casi totalidad de sus miembros.

Así se comenzaría a gestar la leyenda negra de la casa, que se complicaría en la década de los años 20 del siglo pasado, cuando ocupó un conocido enfermero del Hospital Provincial, Juan Fernández Requena, y su mujer. Al parecer, la joven pareja sufrió un auténtico suplicio de fenómenos extraños que parecían estar relacionados con un misterioso gato negro.

El animal aparecía en el interior de la casa da noche, y aunque lo echaban, volvía a entrar sin que lograrán averiguar nunca cómo lo lograba. Además, en la casa, no paraban de escucharse extraños ruidos e incluso la pareja observó cómo los objetos se movían de lugar.

Como hemos dicho, no tenemos ninguna fuente contemporánea y los vecinos con los que hemos hablado podían estar contaminados por la publicación de la leyenda. Sin embargo, todos juran y perjuran que conocían la historia de antes, contada por sus padres o abuelos, e incluso describen una sucesión de acontecimientos que es digna de una película de terror.

Es imposible que sepamos a ciencia cierta que pasó, pero lo cierto es que pronto la pareja se marchó, dejando la casa y alejándose de allí.

La casa no volvió a ser habitada jamás y los chavales solían jugar a tirarle piedras como gesto de valentía, porque, al parecer, una fuerza desconocida las devolvía.

En la actualidad, los antiguos estudiantes del colegio reportan algunos casos de puertas y ventanas que se abren solas, de ruidos y sonidos extraños e incluso de misteriosas sombras y bajadas de la temperatura. Sin embargo, los docentes niegan ningún fenómeno extraño.

Nada más podemos decir de esta misteriosa historia, salvo lo expuesto, reconociendo que todos nuestros esfuerzos por ir más allá de lo ya investigado por Alberto Cerezuela, han sido en vano. Si bien, para nosotros ha supuesto la excusa perfecta para disfrutar de uno de los barrios más castizos de Andalucía, barrio que es candidato a convertirse en Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Humanidad, mención que haría justicia a un barrio al que Juan Goytisolo retrató magníficamente, pero sólo en una instantánea que ha quedado muy atrás en el tiempo. Hoy en día es un espacio multicultural con identidad propia y mucho que ofrecer al visitante.

 

Para Saber Más:

Cerezuela, Alberto, Almería Secretos y Misterios, Almería, Círculo Rojo, 2014.

En la Web del escritor e investigador Alberto Cerezuela hay mucha información acerca de distintos misterios de la provincia de Almería, incluido el misterio del que hemos hablado en el presente post.

[1] Licenciado en Humanidades y autor de varios libros acerca de la historia secreta de Almería, es el director de Círculo Rojo. Su Web: https://albertocerezuela.com

[2] Abū Abd Allāh Muhammad al-Idrīsī (1100-1165 o 1166), Al-Idrisi o El Edrisi (también conocido como El Árabe de Nubia), fue un cartógrafo, geógrafo y viajero.

[3] En realidad, Almería sufrió dos terremotos, uno en 1518, cuyo epicentro estuvo cerca de Vera, y el desastroso terremoto de 1522, que llegó a sentirse en Mauritania (a 12000kilómetros de distancia) e incluso afecto a Granada. En Alhama de Granada, por ejemplo, se derrumbaron las atalayas. El terremoto fue tan terrible que incluso cambió la orografía y secó varios ríos. La destrucción de toda la infraestructura portuaria lastró el crecimiento de Almería durante siglos. De hecho, Almería quedó aislada del resto de España como consecuencia de este terremoto y no se benefició del comercio con el Nuevo Mundo como consecuencia de aquel desastre.

[4] Septiembre de 1885.

 

Fuentes de las fotografías:

1.- www.laopiniondealmeria.com

2.- www.elpais.com

3.- www.escritores.org

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