Escucha nuestro podcast en «Días de Radio» (Candil Radio) – 13/01/2022
Marzo de 1968. Palmar de Troya (Sevilla). Unas personas afirman haber sido testigos de una aparición mariana. Así comienza la historia de una de las escisiones más misteriosas que ha vivido la Iglesia Católica.
La Iglesia Católica, durante toda su historia, ha vivido multitud de escisiones por motivos tanto de interés político como de diferencias teológico-ritualísticas. Una de las más conocidas, y que aconteció en Andalucía, os la vamos a contar hoy. Estos son los sucesos de El Palmar de Troya.
Los antecedentes.
En la primavera y el verano del año 1968 varias personas, en distintos momentos, afirmaron haber presenciado apariciones marianas de distinto tipo e intensidad: desde simples mensajes hasta éxtasis en los que, afirmaron, el mismo Cristo dio la comunión a alguien que, al abrir la boca, tenía dentro una “sagrada forma” ensangrentada. Pero todo evoluciona sin mayores sobresaltos hasta que aparecen en escena dos personalidades que modificarán, de una vez y para siempre, todo lo sucedido en torno a la finca “La Alcaparrosa”.
En octubre de 1968 llegaron, al parecer para matar su curiosidad, Manuel Alonso y Clemente Domínguez. Viendo todo lo que parecía ocurrir según los feligreses, convirtieron sus visitas a El Palmar de Troya, en una constante[1], hasta que, pasados unos meses, Clemente afirmó (tras haber declarado haber estado en contacto con distintas figuras de la cosmovisión cristiano-católica) que estaba sufriendo estigmas, uno de ellos, la cicatriz de una cruz en la frente.
No es hasta principios de 1972 que el Vaticano niega la veracidad de todo esto, pero para ese entonces ya se habían considerado milagrosas las aguas de un pozo de la zona, se había colocado una imagen de la Santa Faz en un lentisco cercano y se había consagrado una imagen mariana. Ese mismo año de 1972 se recibió una cuantiosa donación[2], y Clemente, junto a Manuel, emprendieron toda una gira por distintos lugares del mundo: EEUU, Canadá, Latinoamérica y algunos lugares de Europa, buscando encontrar el apoyo que el Vaticano les negaba.
Rodeados de acusaciones por fraude fiscal[3], la orden de los palmarianos iba creciendo tanto en simpatizantes como económicamente, hasta que Pierre Martin Ngo-Dinh-Thuc, quien hubiese sido, nada más y nada menos, que Arzobispo de Hué[4] y después ordenado por Pablo VI Arzobispo de Bulla Regia[5], comenzó a acudir con mayor asiduidad a la zona, colaborando con Maurice Revaz en la construcción de los pilares de aquello que pretendía ser “los Carmelitas de la Santa Faz”.
El Nacimiento de “la orden”.
El anteriormente mencionado clérigo de origen vietnamita, en 1976, consideró oportuno nombrar, según el Rito de Trento, a varios obispos, estando entre ellos Manuel Alonso y Clemente Domínguez[6]. Aunque se retractó tiempo después, se atribuyó a varios aspectos que serían (y, según parece, siguen siendo), troncales en esta organización: el anti-comunista y anti-masónico.
Aunque inicialmente los palmarianos no dicen separarse de la Iglesia Católica, si que acaban afirmando que los que abandonan la “verdadera fe cristiana” son los seguidores del Concilio Vaticano II, a quienes consideran elementos controlados por la masonería y el comunismo internacionales[7].
Es, después de varios acontecimientos, que fallece Pablo VI, regresando Clemente a Sevilla, y siguiendo una constante en aquellas personalidades contrarias al Vaticano, se autoproclamó Papa con el nombre de Gregorio XVII. Tras varios desencuentros con distintas órdenes de la Iglesia Católica[8], el Registro de Entidades Religiosas del Gobierno de España les denegó en reiteradas ocasiones su regularización debido a que, por su nombre, daba lugar a equívocos con otros grupos ya existentes.
Este grupo, que se proclamaba abiertamente la verdadera Iglesia Católica, continuó su evolución, no estando esta exenta de polémicas.
Pero, ¿qué defiende la denominada “Iglesia Palmariana”?
Rodeados de secretismo y misterio, ya que obligan a sus miembros a una obediencia ciega a los planteamientos de su grupo, condicionados por vestimentas que consideran “correctas”, prohibiciones de ir al cine o de hablar con personas no palmarianas, establecieron todos sus principios elementales en un concilio que comenzó en la década de los ochenta y terminó en la nada desdeñable fecha del 12 de octubre del año 1992.
El Concilio Vaticano II es rechazado de pleno, y hay muchas coincidencias con lo defendido en su momento por el Obispo Lefebvre en Francia, que ocasionó muchísimos “dolores de cabeza” al Vaticano debido al número nada desdeñable de seguidores que obtuvo.
Las misas son celebradas de forma preconciliar, en latín, y las mujeres deben ir con el pelo cubierto, sin poder usar pantalones.
Durante todo este proceso, y según parece, a través de las visiones que vivió Clemente, Francisco Franco y su ideología fueron tomando una mayor importancia, decidiéndose a excomulgar a todos aquellos que le criticaban. Alguno de los santos de la Iglesia Palmariana son el mismo Franco, Primo de Rivera, Don Pelayo, José María Escrivá de Balaguer[9] o en Presidente del Gobierno asesinado por ETA, Luis Carrero Blanco. Sin caer en mayores valoraciones subjetivas, toda una declaración de intenciones.
Excomuniones.
Si algo ha hecho durante sus años de historia este grupo es excomulgar a quienes consideran contrarios a los principios e intenciones de la “verdadera” Iglesia Católica que dicen defender: desde Juan Carlos I y Felipe Vi, hasta la totalidad de sacerdotes obreros, todas las personas de izquierda, aquellos que han visto “Jesucristo Superstar”, y algunas de sus máximas autoridades que, con el tiempo, han sido sus mayores detractores.
¿Cuáles son algunas de las ideas más llamativas de este colectivo?
Los palmarianos, por ejemplo, utilizan desde principios de este siglo, una Biblia que consideran la correcta, completamente revisada, donde se incluyeron las ideas y concepciones teológicas de Clemente XVII. Resumiendo: nada que ver con los textos sagrados católicos considerados “tradicional”.
Tampoco utilizan ya la versión pre-conciliar de la misa[10], sino una muy corta, que definen como palmariana. Y no podemos olvidarnos del Planeta María, un lugar donde, según defienden, no existe el pecado.
Conclusiones.
Aunque la Iglesia Católica ha sufrido durante toda su historia multitud de revisiones y cismas, los palmarianos, además de ser paradigmáticos, son un elemento de estudio de primer nivel. Reservados y nada amigos de la exposición pública[11], sus conflictos tanto internos como externos, y su mantenimiento dentro de las doctrinas nacional-católicas, les convierten en un “rara avis” que merecía nuestra atención en estos encuentros de La Estirpe del Lobo.
Notas al pie:
[1] Durante todo este tiempo, distintas personas afirmaron haber tenido contacto con el Padre Pío, San José, y visiones relacionadas con el rezo del Santo Rosario, el culto a la Santa Faz o aquellos hábitos relacionados con carmelitas y dominicos.
[2] Un total de 16000000 de pesetas, donados por la Baronesa del Castillo de Chirel.
[3] Se afirmaba que distintas personas y entidades donaban cantidades pero que en el documento que lo corroboraba aparecían cantidades mayores para favorecer la evasión de impuestos.
[4] Ciudad localizada en la zona central de Vietnam.
[5] En Túnez.
[6] Junto a 8 personas más.
[7] Coincidiendo con los elementos definitorios del Nacional-Catolicismo de la época de Franco.
[8] Entre ellas por llamar ramera a Santa Teresa.
[9] Fundador del Opus Dei, una de las organizaciones más importantes hoy en día de la Iglesia Católica.
[10] Misa tridentina.
[11] Está prohibido, por ejemplo, acceder a su templo con cámaras de fotografía o vídeo.
Para saber más:
1.- www.publico.es
3.- www.youtube.com (serie de vídeos en el mismo canal)
Fuentes de las fotografías:
2.- www.publico.es