El «Santo Sudario» de la Catedral de Oviedo.

Escucha nuestro podcast en «Días de Radio» (Candil Radio) – (14/01/2021)

 

La verdadera historia del Pañolón asturiano, una de las reliquias más importantes de toda la cristiandad.

 

El Santo Sudario de Oviedo, que según la tradición cubrió el rostro de Jesús tras su muerte, congrega a peregrinos y fieles de todo el mundo. Es, sin duda, la reliquia más importante de la Catedral de Oviedo, y posiblemente una de las reliquias más importantes de toda la cristiandad. Sin embargo, ¿cuánto hay de verdad y cuanto de mito tras el Pañolón? ¿Acaso es realmente la pieza de lino que cubrió el rostro de Jesucristo o sólo una leyenda surgida en el siglo XI?

 

La pieza que se guarda en la Catedral de Oviedo.

Se trata de un paño de lino, originalmente blanco, pero que se encuentra muy deteriorado, manchado y arrugado. Tiene forma rectangular y mide 83 por 53 centímetros. A simple vista se aprecian dos manchas simétricas que parecen tener su origen en sangre coagulada. Contra lo que muchos creen, en dicho paño no aparece reflejada ninguna cara y es imposible identificar rasgos faciales sólo con observar el Santo Sudario. No obstante, las características del paño dan verosimilitud a la leyenda. Veamos las razones:

La tradición judía exige que un cadáver que tenga el rostro desfigurado o mutilado, sea cubierto con un velo para ocultarlo a la vista de la gente. Se solía usar un “pañolón”, que no era otra cosa que una prenda cotidiana para secarse la cara o limpiarse el sudor. Era una prenda tan habitual que solía llevarse enrollada en la muñeca. Por otra parte, en los lienzos funerarios judíos, sabemos que se usaba un sudario para cubrir exclusivamente el rostro. Es decir, que la costumbre era la de enterrar con dos sudarios al difunto: uno envolviendo el cuerpo y otro tapando el rostro.

Esta práctica concuerda también con lo dicho en los Evangelios, en especial en San Juan, donde se menciona en dos ocasiones el uso del sudario sobre el rostro del difunto. El más importante, sin duda, el Capítulo XX, versículos 6-7 donde se distingue entre la Sabana Santa y el Santo Sudario “que había estado sobre su cabeza”. Pero también hizo referencia a esta costumbre en el pasaje de la resurrección de Lázaro (Jn, 11,44), donde asegura que el cadáver había estado “atado de pies y manos y envuelta la cabeza en un sudario”1.

Todos estos detalles son muy importantes para comprender los misterios y la controversia que existe acerca de esta famosa reliquia, como podréis comprobar más adelante.

 

La historia del Santo Sudario.

El Santo Sudario de Oviedo es mencionado por primera vez en el año 570 d. C., por Antonino de Plasencia (Piacenza), que escribió que se encontraba en el monasterio de San Marcos, en Jerusalén. Poco después, con la invasión de Cosroes II, rey persa sasánida, es traslado a Alejandría en el 614. Algo más tarde, cuando el ejército persa alcanzó al norte de Egipto, el presbítero encargado de custodiar el Santo Sudario decidió trasladarlo desde Alejandría hasta España.

En España pasó por Cartagena, después por Sevilla, y en el año 657 por Toledo. Llegó finalmente Oviedo en torno al año 840. Dos siglos después, el 14 de marzo del año 1075, el rey Alfonso VI, su hermana y Rodrigo Díaz de Vivar, más conocido como El Cid Campeador, abrieron el cofre que contenía la reliquia y fue designada mediante acta oficial “El Sagrado Sudario de Nuestro Señor Jesucristo.”

 

La controvertida “autentificación” del Santo Sudario.

Como hemos dicho, todos estos detalles, tanto los relacionados con el Pañolón, como las costumbres funerarias de los judíos en tiempos de Jesús y la historia del Santo Sudario ofrecen datos muy importantes que debemos tener en cuenta a la hora de considerar plausible o no la autenticidad de la reliquia. Veamos por qué:

En 1988 se realizaron estudios de datación por medio del Carbono 14 en la Universidad de Arizona y en el Isotrace Radiocarbón de Toronto, de Canadá. Estas radiodataciones establecieron una antigüedad de entre 679 y 710 años. Es decir, el lienzo se habría fabricado en un intervalo de comprendido entre el 1260 y 1390. Y es aquí donde comienzan las controversias, como el lector atento ya habrá intuido: la datación que establece el Carbono 14 es posterior al momento en el que tenemos fuentes históricas de su existencia.

Es decir, aun asumiendo que el Santo Sudario que llegó a Cartagena no fuera el mismo que aquel al que hizo mención Antonio de Plasencia, o incluso –cosa menos probable aún–, que el Pañolón que fue llevado a Oviedo por su seguridad en el siglo IX no fuera el mismo que llegó a Cartagena, tenemos la seguridad que desde su custodia en Oviedo no ha sufrido alteración. Dicho de otro modo, el Santo Sudario, que fue traslado por su seguridad desde Toledo a Asturias por la antigua Ruta de la Plata y ocultado en un pozo escavado en Montsacro hasta que se abrió el Arca para verificar su contenido en 1075, es el que actualmente se exhibe en la Catedral de Oviedo. ¿Cómo puede el Carbono 14 indicar una fecha posterior?

La razón es sencilla: la contaminación. Los arqueólogos y científicos serios saben que el Carbono 14 ofrece muchos resultados erróneos, en especial en lo referente a tejidos, donde la contaminación hace inválido este proceso de datación. Es más, resulta tendencioso que se utilice este sistema de datación para un tejido de lino que sabemos que viajó desde Jerusalén a Alejandría, desde allí, por mar, hasta Cartagena, desde donde fue llevada a Sevilla, para trasladarlo más tarde a Toledo y finalmente a Oviedo. Las probabilidades que no hubiese sido contaminado en algún momento son prácticamente nulas. Además, sabemos que la Catedral de Toledo sufrió un incendio en 1532 y un atentado con dinamita en 1934, que afectaron al Santo Sudario haciendo que la datación del Carbono 14 sea inútil.

Asegurar, mediante el Carbono 14, que es imposible que el Santo Sudario sea la pieza de lino que envolvió el rostro de Jesús en su sepelio, es cuanto menos, igual de arriesgado que asegurar que la pieza es original y auténtica. Si hay quien cree que la Iglesia tiene interés en demostrar la autenticidad del Santo Sudario de Oviedo, lo mismo se podría decir de quienes parecen, a cualquier precio –incluso al de la más elemental lógica –cuestionar la reliquia.

 

A favor de la autenticidad de la reliquia.

El grupo de investigación de la Universidad Católica de Murcia que está estudiando muestras del Santo Sudario de Oviedo, ha descubierto un grano de polen de una planta que, según indica la palinóloga del EDICES, Marzia Boi, es compatible con la especie botánica Helicrysum Sp., también identificado en la Sábana Santa (Síndone de Turín).2

Este Helicrysum es una cuestión muy importante en el intento de esclarecer el misterio que rodea el Santo Sudario y su autenticidad o no. Y es que el Helicrysum se usaba en los enterramientos judíos del siglo I.

Pero quizás, lo más interesante sea la correlación demostrada entre el Santo Sudario de Oviedo y la Sábana Santa de Turín.

Se ha probado que los restos de sangre presente en ambas reliquias pertenecen a un varón del grupo AB3, y que las manchas del Santo Sudario encajan matemáticamente con las manchas de la Sabana Santa. Es decir, ambos lienzos cubrieron a la misma persona.

Los estudios de Medicina Legal han demostrado que las manchas fueron post mortem y que el Santo Sudario fue puesto sobre la cabeza desfigurada de un crucificado. Es más, gracias a estas investigaciones se ha podido saber que el sudario se colocó primero cuando el cadáver aún estaba crucificado. Es en ese momento cuando la rigidez cadavérica provocó que el edema pulmonar –lesión presente en los ajusticiados en cruz –fluyera mojando la barba y bigote.

Con el cadáver ya descolgado fue cubierta totalmente la cabeza, sujetando el sudario por detrás, posiblemente con un nudo. Tras ello el cuerpo fue colocado sobre su costado derecho. Continúa manando por la nariz suavemente líquido pulmonar, que forma la mancha propia del macizo facial, del dorso de la nariz y de la frente, configurando la mancha general más extensa, suave y progresivamente.

En concreto, el estudio Médico Legal permite llegar a las siguientes conclusiones:

  • El Sudario de Oviedo muestra manchas originadas por sangre humana del grupo AB.

  • Este lienzo está sucio, arrugado, parcialmente roto y quemado; tiene un elevado nivel de contaminación, pero no muestra signos de manipulación fraudulenta. 

  • Parece ser un lienzo mortuorio que, con toda probabilidad, estuvo colocado sobre la cabeza del cadáver de un hombre adulto, normalmente constituido.

  • El hombre del lienzo tenía bigote, barba y pelo largo recogido en la nuca.

  • En la zona suboccipital, presentaba una serie de heridas punzantes, producidas en vida, que habían sangrado alrededor de un hora antes de colocar el lienzo mortuorio sobre ellas.

  • Su boca estaba cerrada y la nariz aplastada y desviada hacia la derecha por la presión de lienzo mortuorio.

  • Dicho sujeto era cadáver. El mecanismo de formación de las manchas es incompatible con cualquier posible movimiento respiratorio.

  • El Hombre del Sudario padeció un gran edema o encharcamiento pulmonar como consecuencia del proceso terminal. Sobre el lienzo que estuvo en contacto con la cara del cadáver, aparecen numerosas manchas originadas por líquido de edema pulmonar y sangre en la proporción 6:1 producidas en momentos distintos y consecutivos.

  • Ocurrida la muerte, el cadáver estuvo en posición vertical, en torno a una hora, y tenía, al menos, el brazo derecho levantado y la cabeza flexionada 70 grados hacia adelante y 20 grados a la derecha en relación a la vertical.

  • Posteriormente, sin alterar la posición de los brazos fue colocado en decúbito prono lateral derecho, manteniendo el giro de la cabeza 20 grados a la derecha y colocando ésta a 115 grados respecto a la vertical, con la frente apoyada sobre una superficie dura, posición en la que se le mantuvo alrededor de 45 minutos.

  • Posteriormente el cadáver fue movilizado al tiempo que una mano ajena, en diversas posiciones trataba de contener la salida de líquido serohemático por la nariz.

  • Por último fue colocado en decúbito supino.

 

Concusión.

Tras este resumen de la historia del Santo Sudario de Oviedo y las investigaciones que se han realizado para comprobar o refutar su autenticidad, no creemos que sea posible desmentir la autenticidad del Santo Sudario de Oviedo ni de la Sábana Santa de Turín. No obstante, tampoco existen suficientes pruebas concluyentes para determinar que se tratara de Jesús. Con esto, no queremos ponernos de parte de nadie en esta controversia, sólo denunciar la simpleza con la que algunos intentan desacreditar la reliquia simplemente porque no comparten las creencias de los católicos.

Esta actitud, venga de quien venga, y cuestione el cristianismo o cualquier otra creencia, es siempre reprochable. Pues no buscan la verdad sino únicamente demostrar sus argumentos o desacreditar los de quien no opina como él.

Para nosotros, en realidad, la cuestión de sí es o no la auténtica mortaja de Jesucristo nos da igual. Miles de personas se acercan a hasta Oviedo para pedir con devoción ante esa reliquia. Así lleva siendo desde hace mil años. No podemos afirmar lo que siquiera los mejores científicos y médicos forenses han podido demostrar: la autenticidad del Pañolón. Lo que sí podemos asegurar es que su “santidad” y su importancia para el cristianismo se la ha ganado por la aclamación y devoción que le tienen los cristianos. Quizás eso sea lo más importante, el consuelo y la esperanza que aporta a los corazones afligidos desde hace más de mil años.

 

Anexo:

No podemos cerrar este artículo sin hacer mención de la Catedral de Oviedo y de las otras reliquias que custodia, aunque intentaremos no extendernos.

La Catedral de Oviedo se conoce también como Sancta Ovetensis, por el gran número de reliquias que guarda. Muchas de ellas, en la misma Cámara Santa en la que se custodia el Santo Sudario. Estas reliquias son: la Cruz de los Ángeles4, el Arca Santa5, la Caja de las Ágatas6 y la Cruz de la Victoria7.

El nombre completo de este magnífico templo es el de Santa Iglesia Basílica Catedral Metropolitana de San Salvador de Oviedo. Su construcción se inició en el siglo XIII y se culminó entrado ya el siglo XVI. Estos trescientos años de construcción han dejado huella en los estilos artísticos que jalonan el edificio, siendo muy difícil determinar un estilo concreto, pues en ella vamos a encontrar una fusión que va desde el prerrománico al barroco. No obstante, se suele decir que su estilo es gótico flamígero8, aunque insistimos en que resulta también muy fácil de apreciar los detalles renacentistas, sobre todo en su pórtico. Además, la torre, de unos 80 metros de altura, es toda una “leyenda de las letras”, pues es protagonista inerte de la novela de Leopoldo Alas <<Clarín>>, La Regenta. Desde allí, el Magistral, Don Fermín de Pas, vigilaba la ciudad. También, por supuesto, el campanario es de un valor sin igual. En el destaca Wamba, la campana en activo más antigua del mundo. Está ya deteriorada (data de 1219 y ha sobrevivido a guerras, cañonazos, terremotos, incendios, rayos, traslados…), lo que merma su sonido, pero es sin duda impresionante escucharla aún su tañer, algo que se reserva para las ocasiones muy solmenes; así como observar sus asas, que representan rostros monstruosos. No menos importantes son las otras campanas que la acompañan: la Campana Santa Cruz (fundida en 1539), la Campana Esquión (1678) y la Campana Santa Bárbara (1818).

 

En el interior de la Catedral, de planta en cruz latina formada por tres naves encontraréis verdaderas obras de artes y capillas como la de San Roque o Santa Eulalia, pero de todas, sin duda, apreciaréis la capilla de Nuestra Señora del Rey Casto, en cuyo interior se encuentra el Panteón de los Reyes, donde se ha dio sepultara a gran parte de la nobleza Astur-leonesa durante la Alta Edad Media. Allí reposan los restos de Fruela I de Asturias, Bermudo I de Asturias, Alfonso II el Casto, Ramiro I de Asturias, Ordoño I de Asturias, Alfonso III el Magno, García I de León y Fruela II de León; así como las tumbas de sus esposas.

Como plato fuerte tenemos también la Cámara Santa, parte sobreviviente del antiguo templo sobre el que se edificó la actual Catedral. Es de estilo prerrománico asturiano y data del siglo IX, es decir, es contemporánea a la Cruz de la Victoria, y junto a la Torre Vieja son los elementos más antiguos del conjunto catedralicio. Allí, en la Cámara Santa, se guardan las reliquias que han hecho de este lugar uno de los lugares más importantes de toda la cristiandad.

Oviedo, además, es etapa indispensable (para muchos incluso punto de partida) del Camino Primitivo a Santiago de Compostela. Es la ruta más antigua, sin duda, y tal es la importancia que tuvo en el pasado –y que aún tiene –, que existe una cuarteta muy conocida por todos los peregrinos: El que va Santiago/ y no va al Salvador/ visita al criado/ y no al Señor. Y es que son tantos los motivos para visitar Oviedo y en concreto su Catedral, que no acabaríamos nunca de querer relatarlos todos, por lo que os invitamos a conocer este magnífico lugar cuando os sea posible y a que indaguéis e investiguéis sobre él y sobre sus muchas leyendas y misterios que guardan.

 

Notas al pie:

1 El versículo completo dice: “Llega también Simón Pedro siguiéndole, entra en el sepulcro y ve las vendas en el suelo, y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a las vendas, sino plegado en un lugar aparte”. Trata, como es evidente, de la Resurrección, de cuando la Tumba de Jesús es encontrada vacía y los restos de su mortaja abandonados.

2 Tal y como informó El Comercio el lunes, 9 de febrero de 2015, haciéndose eco de una nota de Europa Press.

3 Típico de la etnia judía en la zona israelita.

4 Fue donada en el año 808 por Alfonso II el Casto, y se realizó a comienzos del siglo IX. Aparece en el escudo de la ciudad.

5 La leyenda asegura que esta reliquia procede de una caja de madera de cedro que albergaba tesoros de Jesús y María, entre los que se hallaba el Santo Sudario.

6 Fabricada en madera de ciprés, está recubierta con láminas de oro repujadas y adornadas con motivos florales. Fue encargada por el infante Fruela de Asturias, hijo de Alfonso III, el Magno, en el año 910.

7 Donada por Alfonso III, el Magno, en el 908, es el principal símbolo asturiano al estar presente en su bandera y en su escudo. La original es una cruz latina recubierta con oro, esmaltes y pedrería tallada, de estilo carolingio. En el pasado se cree que albergó un Lignum Crucis, una astilla de la Cruz.

8 El gótico flamígero es la última etapa del gótico, por eso también se conoce como gótico tardío o final. En este estilo destaca la profusión decorativa, en particular con elementos vegetales; el uso de curvas y contracurvas; el arco conopial; bóvedas muy nerviadas, normalmente en abanico o estrella; y supresión de los capiteles, de modo que las bóvedas parecen no tener solución de continuidad. La introducción de este estilo en España llegó de la mano de Hans de Colonia (más conocido como Juan de Colonia), a quien contrató el obispo Alfonso de Cartagena para la construcción de la Catedral de Burgos. Quizás, las agujas de esta Catedral sean el mejor exponente del arte gótico flamígero en España. Otros ejemplos de este estilo son la Torre Sur (o del reloj) de la Catedral de León, la Capilla de Santiago en la Catedral de Toledo, y muy en especial la monumental Catedral de Sevilla, la Catedral más grande del mundo.

 

Para Saber Más:

Briansó Augé, Javier, El Santo Sudario de la Catedral de Oviedo, Oviedo, Ayuntamiento de Oviedo, 1997 (1ªEd.).

López Fernandez, Enrique, El Santo Sudario de Oviedo, Asturias, Soliciones Gráficas, 2018.

En internet: el Centro Español de Sindonología http://www.linteum.com/

 

Fuentes de las fotografías: 

www.elcierredigital.com

www.elciddevivar.blogspot.com

www.geolodiavila.com

www.foro.infojardin.com

www.elcomercio.es

www.viajecaminodesantiago.com

www.eltesorodeoviedo.es

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