El niño de Somosierra.

Escucha nuestro podcast en «Días de Radio» (Candil Radio) – (03/06/2021)

 

El inicio de un esperado viaje el día 25 de junio de 1986 acabó con un accidente y la desaparición de un menor. Prácticamente 35 años después, continuamos sin ningún rastro de él.

 

El niño Juan Pedro Martínez Gómez era un niño de diez años, bueno, educado y un estudiante aplicado. El día 25 de junio de 1986 viajaba junto a sus padres, Andrés y Carmen, hacia Euskadi, en un camión cisterna de la marca Volvo, matrícula M-5383-CY y remolque MU-1587-R, cargado con 23000 litros de ácido sulfúrico con destino a una de las empresas petroquímicas de la ciudad.

El pequeño Juan Pedro había obtenido muy buenas notas, y sus padres consideraron que era una buena idea acompañar a Andrés, su padre, en ese camión cisterna que conducía hacia Euskadi. Todo parecía un plan familiar normal: aprovechando además el santo del pequeño Juan Pedro, saldrían desde Los Cánovas, pedanía de Fuente Álamo, conocida localidad de nuestra vecina Murcia.

Como muchas de las personas que están siguiendo este relato recordarán, los viajes en carretera no se parecían en nada a los actuales. Parecía que estaban ante un viaje normal. Largo, pero corriente para la época. Quizá, Juan Pedro y sus padres se contaron anécdotas familiares, o cantaron. La semana anterior, el 14 de junio, el número 1 de los 40 Principales en España había sido “La puerta de Alcalá”, de Ana Belén y Víctor Manuel. Esa semana era “Bailando sin salir de casa”, del grupo Olé Olé[1].

Realizaron las paradas necesarias para el repostaje y el descanso. La última vez que pararían a comer y beber algo sería en Cabanillas de la Sierra, en Madrid, a unos 40 kilómetros del, desde aquel día para los Martínez Gómez, fatídico Puerto de Somosierra.

Según el camarero que les atendió en su último receso durante el viaje, y probablemente última persona que viese a Andrés, Carmen y Juan Pedro con Vida, todo parecía dentro de los cánones de la normalidad, con el detalle que el niño le había llamado la atención por ir vestido por completo del mismo color: rojo. El camión Volvo retomó su camino inicial, y se destinaba a Bilbao de nuevo.

 

El día 25 de junio de 1986.

Viajaban por la subida del Puerto de Somosierra por la carretera N-I, en aquel entonces una carretera normal con solo un carril por sentido. Quienes realizaron los análisis correspondientes de todo lo que ocurriría muy poco tiempo después tras analizar el correspondiente tacógrafo del camión, el mismo avanzaba lentamente, como no podía ser de otra manera debido a las características de la vía. Se registraron tres paradas: dos que duraron dos o tres segundos cada una, y una que levantó más sospecha por demorarse hasta los 20 segundos.

Según la información aportada tanto por las autoridades competentes como por los medios de comunicación y la crónica negra durante estos 35 años desde la desaparición de Juan Pedro Martínez, de niño de Somosierra, el estado de la vía y la climatología no eran adversas: “vía en buen estado, pavimento seco y limpio, tiempo seco y soleado”[2].

Cuando el día iba rozando las siete de la mañana del día 25 de junio de 1986, el camión cisterna ya bajaba el Puerto de Somosierra, dirección a Irún, a través de la vía segoviana. Sin embargo, y de acuerdo también con el Atestado de la Benemérita, pasó rápidamente de una velocidad media de 15 a 20 kilómetros por hora, a alcanzar los 110 kilómetros por hora ante lo que parecía una pérdida “de forma imprevista […] la eficacia de su sistema de frenado.”

A pesar de que ese aumento de velocidad fuera paulatino, las características de la vía, las dimensiones del camión, y la carga de 23000 litros de ácido sulfúrico, debieron asustar muchísimo a sus ocupantes. Imaginar la ansiedad y el terror que sentirían durante esos minutos acongoja el alma de cualquier persona con un mínimo de empatía.

Parecía que el desenlace era inevitable. La experiencia de Andrés al volante de vehículos de esas dimensiones ayudó a que consiguiese rebasar a tres camiones que también circulaban tras haber superado y mantenido el control en una zona de curvas. Pero ocurrió la fatalidad: en el kilómetro 94,950 de la N-I encontró de frente un camión que circulaba hacia Madrid, y no pudo hacer nada. Colisionaron fatalmente. Fueron afectados cuatro camiones. Era laborable. No hubo más testigos que los implicados. La carretera permaneció sin ser transitable hasta las doce y media de la noche del día siguiente.

En el informe se reflejó que Andrés Martínez Navarro, de 36 años, y Carmen Gómez Legaz, de 34, habían fallecido. Se mencionaba a un tercer ocupante, el niño Juan Pedro Martínez Gómez, pero su cuerpo no estaba allí. Fueron sus abuelos quienes alertaron de que el matrimonio no viajaba solo, y ahí comenzaron unas pesquisas que a día de hoy, siguen sin respuesta.

 

¿Dónde está Juan Pedro?

Rápidamente se desplegaron los servicios de emergencia intentando rescatar los restos. Andrés se encontraba decúbito prono y semienterrado, afectado por al carga del camión. Carmen, por otro lado, estaba sentada, atrapada y aplastada en la cabina del camión, siendo infructuosos los intentos por localizar al menor.

Aunque lo buscaron por la zona, no hallaron nada. La primera hipótesis que se barajó fue la desintegración al contacto con el ácido, pero entonces, ¿por qué sus padres estaban, aunque afectados, perfectamente reconocibles?[3]. Inmediatamente, trabajaron con una nueva hipótesis. Algunos de los testigos referenciaron una furgoneta de color blanco, Nissan Vanette, que se paró en el lugar del suceso, de la que se apearon un señor alto y una mujer que afirmó ser enfermera[4].

¿Quizá se encontraron al niño herido y en la vorágine y espectacularidad de lo ocurrido, con el ácido corriendo y destruyendo todo a su paso por las laderas, se lo llevaron sin dejar rastro alguno de a dónde fueron con el pequeño Juan Pedro? ¿Y si la versión de la familia de Juan Pedro, que jamás dejó de buscarle, tiene razón? ¿Y si personas relacionadas con el mundo del narcotráfico secuestraron al pequeño como forma de presionar a Andrés para que les transportase droga hacia el norte del país? ¿Fue en esos 20 segundos de parada tan extraña momentos antes de siniestrarse?

 

La hipótesis “narco”.

Según podemos consultar en el completo y detallado artículo publicado por Sagrario Ortega el día 6 de agosto del año 2019 en “Las Provincias”, las autoridades realizaron a petición de la familia el anáisis toxicológico de unos trozos de tela localizados en la cabina y que, inicialmente, dieron positivo en heroína, lo que reforzó la versión de la familia, que empujaba para seguir buscando al pequeño Juan Pedro. Aun así, cuando este estudio fue realizado en el Instituto Nacional de Toxicología, arrojó un resultado negativo.

La posición de lo que hemos venido a llamar “la hipótesis narco”, perdió también fuerza cuando se comprobó que hasta el momento ningún camionero había denunciado comportamientos o amenazas y presiones de ese tipo, por lo que no parecía ser un modus operandi, al menos relativamente frecuente, para el traslado de droga por terceros en la década de los ochenta del pasado siglo.

Además, si el secuestro del menor y la introducción del ilícito en el camión fue en esa parada de 20 segundos, quedan muchas dudas por resolver: ¿todo tan rápido? ¿no hubo ningún tipo de resistencia? ¿nadie vio o sospechó nada en una carretera de un solo carril por sentido donde no era precisamente fácil parar en el andén? ¿nadie gritó socorro?

Además, la otra línea de investigación también quedó en “punto muerto” cuando se analizaron más de tres mil furgonetas de ese tipo y marca, y no se halló ningún tipo de evidencia de la presencia del niño que desapareció en Somosierra. Nadie tenía la matrícula. Simplemente, sea lo que sea, Juan Pedro Martínez Gómez, el niño de Somosierra, se esfumó el 25 de junio de 1986. Y sigue sin conocerse a dónde fue el día que murieron sus padres.

 

Nuevos horizontes en el caso del Niño de Somosierra.

¿Dónde están los estudios de ADN? Ahora, con los avances que disfrutamos en el año 2021 en materia de investigación criminal a través de la ciencia más puntera, es fácil criticar las pesquisas de los responsables de la búsqueda del pequeño, pero en aquel año 1986, España estaba apenas comenzando a descubrir todo el potencial de esto.

Unos doce años después fue que nacería el programa creado entre la Guardia Civil y la Universidad de Granada, denominado “Fénix”, para el vuelque de perfiles genéticos de familiares de desaparecidos con el fin de crear un banco que ayudase a resolver tantos casos sin cerrar.

La abuela de Juan Pedro dio su ADN en el año 2008, aunque el caso estaba archivado desde 1992. En 2015, sin embargo, todas las alarmas saltaron cuando unos restos descubiertos en Guadalajara coincidieron con el perfil genético de la abuela del pequeño. Pero fue solo una breve ilusión de poder dar respuesta y sepultura a los restos del niño: las autoridades consideraron insuficiente el número de indicadores como para considerar que se trataba de su cuerpo.

Se viene, aun así, intentando exhumar desde hace seis años, los cuerpos de los padres para que el perfil genético sea mucho más ajustado. El Juzgado de Colmenar Viejo, que instruyó las diligencias, lo ha negado en varias ocasiones, atendiendo a que no estaba suficientemente acreditado el interés de la familia, lo que se solventó. Pero aun así, no existe por parte del Juzgado correspondiente ningún tipo de autorización, ya que se limita a referirse a sus conclusiones anteriores una y otra vez.

 

Quizá algún día la familia de Juan Pedro Martínez Gómez pueda descansar cuando consigan localizarle. Y él también.

 

Notas al pie:

[1] Datos tomados de la tabla “Los números uno de los 40 Principales (España) 1986” que pueden consultar en este enlace: https://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Los_números_uno_de_Los_40_Principales_(España)_1986

[2] Información recogida en el Atestado elaborado tras el accidente por parte de la Guardia Civil.

[3] Se hicieron pruebas científicas posteriormente y no se hallaron evidencias de que la carga que trasportaba Andrés fuese tan corrosiva como para haber hecho desaparecer completamente el cadáver del menor.

[4] Algunos dijeron que eran de procedencia alemana.

 

Para saber más:

OCHOA, M., “El misterio de El niño de Somosierra pervive 33 años después: raptado o disuelto en ácido”, 18 de mayo de 2019, El Español, https://www.elespanol.com/reportajes/20190518/misterio-nino-somosierra-pervive-secuestrado-disuelto-acido/399240074_3.html#img_3

LUCAS, A., “El misterio del niño de Somosierra cumple 33 años: ¿dónde está Juan Pedro?”, 26 de junio de 2019, La Opinión de Murcia, https://www.laopiniondemurcia.es/comunidad/2019/06/26/misterio-nino-somosierra-cumple-33-34004132.html

LA SEXTA, “Niño de Somosierra”, Expediante Marlaska, https://www.lasexta.com/temas/nino_de_somosierra-1

LA ESCENA DEL CRIMEN, BLOG DE CRIMINOLOGÍA, “El niño de Somosierra – Hipótesis”, 7 de julio de 2016, https://www.laescenadelcrimen.com/crimen/el-nio-de-somosierra-hiptesis/

 

Fuentes de las fotografías:

1.- www.lasprovincias.es

2.- www.elespanol.com

3.- www.abc.es

1 comentario en «El niño de Somosierra.»

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