El caso “Tamam Shud”: el misterio del hombre de Somerton.

Escucha nuestro podcast en «Días de Radio» (Candil Radio) – (07/10/2021)

 

Una fecha: 1 de diciembre de 1948. Un lugar: la playa de Somerton, en Adelaida (Australia). Un misterioso cadáver, perfectamente vestido y sin signos aparentes de violencia. Combinados arrojan el mayor misterio del país.

 

Ya dentro de la Guerra Fría, en la playa de Somerton, en Adelaida, fue descubierto a las seis y media de la mañana del primer día del mes de diciembre de 1948 el cadáver de un hombre de aspecto británico, de unos 45 años, con buenas condiciones físicas, perfectamente vestido y sin signos aparentes de violencia[1]. Al llegar los agentes al lugar comprobaron que su brazo izquierdo se encontraba estirado y el derecho doblado. Además, tenía un cigarrillo sin encender en la oreja y otro en la chaqueta, en el lado derecho, que se había fumado hasta la mitad.

Al registrar sus ropas, se encontró un billete de autobús desde Somertan hasta Henley Beach, un peine, cigarrillos, chicles y cerillas.

 

Las averiguaciones.

Inmediatamente, como era de esperar, comenzaron las pesquisas para intentar descubrir quién era este misterioso señor y todo lo que había ocurrido. Algunos testigos comentaron a las autoridades que habían visto a un hombre de similares características por la zona, y que había hecho algunos movimientos (uno de ellos, el de mover el brazo derecho a una posición parecida a la que tenía cuando localizaron el cuerpo). Al pensar que se encontraba en estado de embriaguez, algunos dijeron no haber investigado más.

La autopsia, fuera de revelar qué había comido[2] y la hora del deceso[3], poco más se pudo averiguar. El Dr. Dwyer, encargado del caso, concluyó que debía tratarse de un envenenamiento con barbitúricos o alguna sustancia parecida, pero que la empanada carecía de veneno. Aunque incluso Scotland Yard comenzó a investigar, y que la fotografía del señor fallecido dio la vuelta al mundo, jamás se consiguió una identificación positiva, por lo que se embalsamó el cadáver nueve días después[4].

 

 

Los infructuosos intentos por identificarlo.

La prensa comenzó a hacerse eco del asunto, y el matinal “The Advertiser” comunicó el día 2 de diciembre que el cadáver podía ser el de E.C. Johnson, pero no sería tan sencillo: al día siguiente, Johnson acudió a comisaría por su propio pie a decir que él seguía vivo. El 3 de diciembre, el vespertino “The News” ya dedicó la portada al caso, colocando la foto del difunto, solicitando a quien pudiese colaborar, toda la información posible a fin de identificarle.

Las huellas dactilares no estaban en ningún registro, pasando a tener mayor relevancia lo comentado por alguien que aseguró haber estado bebiendo con un hombre parecido y que tenía un carnet militar con el nombre Solomonson. También se pensó que pertenecía a un leñador apellidado Walsh, ya que muchas personas, tras acudir a intentar identificarlo, lo relacionaron con él, pero esta vía también se agotó por varios motivos: sus manos no parecían haber cortado leña en mucho tiempo, que el relacionado con el cuerpo debía ser mucho mayor y que una señora que inicialmente dijo que era él, se retractó al recordar una cicatriz que el cadáver no tenía.

 Se comenzaron a suceder cada vez más las identificaciones, pero ninguna parecía concluir con claridad, ni siquiera las averiguaciones en Victoria, donde muchos creyeron conocerle. Más de 250 identificaciones no aclararon la situación, y aún en 1953, la única pista eran sus ropas.

 

Aumenta el misterio…

Viajamos unos años atrás, hasta 1949. En enero de ese año se localizó en la estación de Adelaida un maletín marrón que se había guardado en las taquillas el día 30 de noviembre de 1948 que contenía zapatillas, pijamas, ropa interior, un albornoz, un destornillador, un cuchillo de cocina que había sido manipulado hasta convertirlo en un diminuto instrumento punzante, un pincel y unas tijeras, junto a un ovillo de hilo Barbour, que coincidía con el que había sido utilizado en los bolsillos del pantalón del fallecido.

Se observó que todas las etiquetas habían sido arrancadas, pero que aparecía escrito “T. Keane” en una corbata, “Keane” en una bolsa de lavandería y “Kean” en un chaleco. Podría parecer una pista clara, pero la policía indicó que quien retiró el resto de las etiquetas sabía que no era el nombre del fallecido, y que además, las que quedaron en la ropa no podían retirarse sin dañarla.

 

Nuevos descubrimientos.

Cuando el cadáver fue nuevamente examinado, el patólogo Cleland concluyó que los zapatos del cadáver estaban demasiado limpios y lustrosos como para que el difunto hubiese estado andando durante todo el día, por lo que la teoría que indicaba que el cuerpo había sido depositado allí comenzaba a tener mayor peso. Si a eso le unimos lo que comentamos anteriormente, que ningún testigo dijo rotundamente que ese era el señor que habían visto la noche anterior, se iban disipando las posibilidades de que hubiese fallecido allí. Cleland aclaró que estaría dispuesto a concluir que murió envenenado, pero que descartaba que se le hubiese administrado de forma accidental, pero que no se podía aclarar si se lo había tomado por cuenta propia o si, por el contrario, había sido asesinado.

A esto tenemos que sumar algo que dotó de mayor misterio aún a este llamativo caso: el descubrimiento en un pequeño bolsillo en la ropa del cadáver de un papel de pequeñas dimensiones y enrollado que decía lo siguiente en uno de sus lados:

WRGOABABD

MLIAOI (tachado)

WTBIMPANETP

MLIABOAIAQC

ITTMTSAMSTGAB

Este papel se relacionó directamente con el libro “Rubaiyat” de Omar Khayyam, gracias al trabajo de varios traductores que descubrieron esta conexión al traducir las palabras “tamam shud” encontradas en la nota como “acabado”, “terminado” o “finalizado”. Al tratar el libro sobre vivir la vida con la mayor plenitud posible, se comenzó a estudiar la posibilidad real de un suicidio por envenenamiento. Apareció tiempo después, en Nueva Zelanda, un ejemplar de “Rubaiyat” que casualmente tenía arrancadas las palabras “tamam shud”: el misterio parecía estar muy lejos de resolverse.

 

¿Qué se encontró al estudiar ese ejemplar?

No vamos a entrar en detalles en torno a las pesquisas relacionadas con el código, pero básicamente no parecía tener ningún sentido. Pero el misterio volvió a tomar fuerza cuando en la parte trasera del ejemplar se encontró el número de teléfono de una enfermera que indicó que durante la II Guerra Mundial ofrecía sus servicios en el Royal North Shore Hospital y que en esa época contaba con una copia de “Rubaiyat”, pero que en 1945 se lo regaló al Teniente Alfred Boxall, de Transporte Marino de la Armada australiana.

Años después, Boxall escribió una carta a la enfermera, pero ella indicó que estaba casada. Años después, un vecino le comentó que alguien le había preguntado por ella. Comenzó a tener más color la posibilidad de haber sido un suicidio “pasional”, y llevaron a esta enfermera, la Sra. Thomson, ante el busto. Quienes estaban con ella cuando lo vio dijeron que, aunque no pudo identificarlo, si parecía estar a punto de desmayarse y que apartó rápidamente la mirada.

Parecía que Boxell era la identidad final del cadáver, pero todo volvió a fundirse en negro cuando le localizaron vivo, con la copia del libro con las palabras Tamam Shud aún escritas, y trabajando en donde trabajaba antes del estallido del fatídico conflicto.

La enfermera solicitó que no se incluyese su nombre en ningún expediente para salvaguardarse de cualquier relación, y es así como parece que las autoridades policiales negaron a investigaciones posteriores el contacto con quien parecía la mejor pista hasta el momento. Ella seguía negando saber por qué el fallecido estuvo en su barrio, o cualquier relación con el hecho, y así mantuvo sus evasivas incluso en 2002, cuando fue nuevamente entrevistada.

 

La tesis del espía.

No podemos olvidar algo muy importante: el suceso aconteció en plena Guerra Fría. Parecía ser que muchos consideraban factible que Boxall hubiese estado implicado en inteligencia militar durante el conflicto, y que el fallecido pudiese ser un espía de la URSS envenenado por alguien no identificado.

¿De dónde nace esta teoría? Del lugar donde fue localizado. Adelaida está considerablemente cercana a Woomera, que es un lugar muy secreto desde donde se gestionaba información clasificada y también donde se contaba con capacidad balística de considerable importancia. No olvidemos que uno de los sitios desde donde nuestro protagonista de hoy podía haber viajado hasta donde se le encontró sin vida era Port Augusta, también muy cerca de Woomera.

Relativo para nuestro tema de hoy es que se había descubierto en 1947 durante la Operación Venona que el Departamento de Relaciones Exteriores de Australia había transmitido información sensible a una embajada soviética, lo que llevó a dejar de compartir información entre estos países y a la creación, posteriormente, de la Organización de Inteligencia de Seguridad de Australia.

 

Conclusiones.

Décadas y décadas después hasta investigadores americanos han pagado de su propio bolsillo pesquisas sobre el cuerpo de quien ha venido a denominarse con el paso del tiempo “Somerton man”. Uno de ellos considera que lejos de tratarse de un espía de origen ruso, sería un americano, padre de un bailarín de ballet australiano, que tenía un amor «imposible”. Aun así, como siempre, decimos desde La Estirpe del Lobo, ni afirmamos ni desmentimos nada: eso queda en manos tanto de los especialistas como de vosotros, que nos leéis.

Espionaje, literatura, misterio, maletines, ejemplares de libros, mentiras y medias verdades, convierten a este caso en uno de los más impresionantes e interesantes del pasado siglo XX. Quizá algún día, con los avances científicos y la posibilidad de descubrir más pruebas, dotaremos de identidad oficial al cadáver que apareció aquel uno de diciembre. Por ahora, no deja de ser todo un misterio…

 

Notas al pie:

[1] Según el patólogo John Burton Cleland.

[2] Una empanada.

[3] Las dos de la madrugada del mismo día en el que fue hallado.

[4] Siendo la primera vez que se realiza este procedimiento por parte de las autoridades policiales de Australia.

 

Para saber más:

1.- www.larepublica.pe

2.- www.casocriminal.org

3.- www.es.gizmodo.com

4.- www.guioteca.com

5.- www.es.wikipedia.org

 

Fuentes de las fotografías:

1.- www.casocriminal.org

2.- www.wikiwand.com

3.- www.es.gizmodo.com

4.- www.telemundo.com

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