El apocalipsis zombi podría ser una realidad mucho antes de lo que imaginamos. O al menos, eso se desprende de un reciente estudio realizado por los científicos Giuseppe Lippi, de la Universidad de Verona, y Gianfranco Cervellin, del Hospital Universitario de Parma. En su artículo titulado: Updates on Rabies virus disease: is evolution toward ‘Zombie virus’ a tangible threat? Alertan de la posibilidad de mutación del virus de la rabia, ya sea de forma natural o artificial, que haría teóricamente posible la aparición de una epidemia que provocara en los afectados una predisposición a desarrollar comportamientos altamente agresivos.
Los pacientes que sufren rabia encefalítica recuerdan mucho a la imagen que tradicionalmente ha transmitido el cine de los zombis. Es una enfermedad que se contagia por las mordeduras, al entrar en contacto la saliva con el torrente sanguíneo. Sus síntomas son fiebre, hiperactividad, hidrofobia, hipersalivación, deterioro de la conciencia, espasmos fóbicos o inspiratorios, estimulación autonómica, irritabilidad y conductas agresivas. Según la OMS su incidencia es de 0,175 casos cada 100.000 habitantes, con mayor presencia en África y el sudeste asiático. La enfermedad es mortal una vez se desarrollan los primeros síntomas.
Si, como aseguran los científicos citados, el virus que la provoca lograra mutar (o se provocara una mutación en un laboratorio), podríamos encontrarnos ante una pandemia que ponga en peligro la continuidad de la especie humana sobre el planeta.
Recordemos que algunos países, como EEUU, se han tomado muy enserio esta posibilidad y desde hace años desarrollan planes de contingencia contra una posible plaga de este tipo, como se demostró en una reciente desclasificación de documentos del Pentágono, en la que se hablaba del CONPLAN 8888, una simulación militar bajo el título “Operaciones contra la dominación zombi”. Sus 31 páginas desgranaban un plan para enfrentar en seis fases la expansión de un virus zombi. Entre las medidas a adoptar estaría el decretar la ley marcial, controlar el foco de infección, neutralizar la expansión, mantener habilitadas las infraestructuras estratégicas, los suministros de energía y el agua.
Lo más llamativo de aquel estudio del Pentágono era la variedad de tipos de zombis que clasificaban. Desde el zombi patógenico, es decir a aquel que lo había infectado un patógeno vírico o bacteriano, al zombis-pollo o gallinas zombis, pasando por zombis vegetarianos, zombis radioactivos, zombis extraterrestres e incluso zombis creados por algún tipo de magia negra. Desde luego, imaginación no les faltaba.
Ver Estudio completo:
Fuente de la fotografía: