Cine de vampiros en España.

Escucha nuestro podcast en «Días de Radio» (Candil Radio) – (13/05/2021)

Aunque España llegó muy tarde al género de terror y apenas produjo ninguna película de importancia antes de los años 70, sin la aportación de algunos grandes talentos españoles, el cine de terror, y en concreto el de Vampiros, no sería el que es hoy en día.

España, como a tantas cosas, también llegó tarde al cine de terror y más en concreto al subgénero vampírico. Sin embargo, algunos españoles sí que contribuyeron mucho al desarrollo del mito cinematográfico del vampiro. El actor Carlos Villarías protagonizó la versión española de Drácula de 1931. Fue el Bela Lugosi hispano[1]. Pero aparte de esta curiosidad, no podemos hablar de un cine de vampiros en España hasta la década de los 60. Es en 1962 cuando el icono de cine de terror español, Jesús Franco, estrenó Vampiras, 1930, película que pasó sin pena ni gloria. No obstante, aquel mismo año, Jesús Franco también estrenó Gritos en la Noche[2], película de terror gótico con la que sí logró bastante éxito y que inauguró lo que se conoce como fantaterror[3].

El primer largometraje de vampiros de cierto éxito, Un Vampiro para dos (1965), no era una película de terror, sino una parodia protagonizada por Gracita Morales y José Luis López Vázquez. Dirigida por Pedro Lazaga, narraba la historia de dos emigrantes españoles que viajan hasta Alemania para buscar una vida mejor y acaban trabajando para el siniestro barón Rosethal, interpretado por el genial Fernando Fernán Gómez.

Sería al año siguiente, en 1966, cuando el inmortal Narciso Ibáñez Serrador, escribió y dirigió el primer auténtico relato cinematográfico de vampiros en España: La pesadilla, dentro de la serie Historias para no dormir.

En 1968 aparece la primera gran película de terror gótico en la que aparecen vampiros, aunque en realidad iba de hombres lobos: La marca del hombre lobo, protagonizada por el mítico Paul Naschy.

En 1969 se estrena Malenka, la sobrina del vampiro, una coproducción hispano-italiana dirigida por Amando Osorio.

Estas pocas referencias patrias contrastaban con el éxito de Enrique Carreras y su hijo James al frente de la Hammer. Esta es una de las historias más desconocidas del cine, pero quizás, también, de las más curiosas e interesantes. Enrique Carreras era un emigrante español en Londres que había logrado prosperar y era dueño de un cine. En 1935 se asocia a William Hinds, que el año anterior había fundado Hammer Productions Ltd., para crear la distribuidora de cine Exclusive Films. Ambos hombres comenzaron a trabajar juntos desde una oficina en el 60-66 National House, de Wardour Street, pleno Soho londinense.

Fruto de aquella colaboración surgieron El misterio del banco mensajero (1936) El misterio de Mary Celeste (lanzado en los EE. UU. Como Phantom Ship) (1935), con Bela LugosiCanción de la libertad (1936), con Paul Robeson y Amor deportivo (1937)[4]. Tras estas películas la Hammer entro en quiebra y sólo sobrevivió la distribuidora, compañía a la que se incorporarían en 1938 James Carreras y Tony Hinds, los hijos de Enrique Carreras y William Hinds.

Tras la II Guerra Mundial[5], James Carreras, que acabaría por ser reconocido como Caballero del Imperio Británico en 1970, decide recuperar la Hammer como filial de la distribuidora Exclusive Films. Se refunda de nuevo la mítica productora como «Hammer Film Production Limited«, con James y Enrique Carreras y Will y Anthony Hinds como directores. Su primera película fue River Patrol (1948). La idea era producir películas de serie B, es decir, películas de bajo presupuesto que se proyectaban en las sesiones de cine antes de las películas principales. En 1956 con La maldición de Frankenstein (1956), dirigido por Terence Fisher, se inaugura el ciclo de terror gótico que convertiría a esta productora en un mito del género.

Volviendo a nuestro país, Jesús “Jess” Franco[6] rueda películas como La muerte silba un blues (1964),​ La mano de un hombre muerto (1962)​ y Rififí en la ciudad (1963). Películas que le otorgan un merecido reconocimiento internacional, aunque en España, como consecuencia de la censura y las presiones del régimen de Franco, su situación cada vez es más difícil y se ve obligado a trabajar cada vez más fuera de nuestro país. Así, en 1970 graba El Conde Drácula –quizás, la mejor adaptación de la novela de Bram Stoker –, protagonizada por el mismísimo Christopher Lee. Esta película, coproducción italiano-germana, aún se graba en España[7]. Pero el Necronomicón, filmada en 1968, se tuvo que grabar íntegramente en el extranjero. Más tarde, en 1971, filma Vampiras[8]. Y en 1972 estrena Drácula contra Frankenstein, una de las primeras películas de la historia del cine –no sólo del cine español, sino también universal –que enfrenta a dos criaturas legendarias entre ellas.

A partir de ese momento, Jesús Franco cae en una suerte de ostracismo nacional que durará –por desgracia y de forma inexplicable –toda la década de los 70 y 80. Y es que la llegada de la democracia no sirvió para reivindicar al mejor director de terror de la historia de España, forzando que gran parte de su enorme producción se realizara fuera de nuestro país o que sus películas apenas contaran con el respaldo y difusión nacional merecida.

Sin embargo, pese al injusto vació que se le hacía a Jesús Franco, tras ser quien abrió la puerta del género en España de manera definitiva, se empezaron a grabar en nuestro país películas de terror realmente buenas. Entre las que podemos destacar:

La novia ensangrentada (1972), escrita y dirigida por Vicente Aranda, se basaba en el relato de «Carmilla»

Ceremonia sangrienta (1973), dirigida y coescrita por Jorge Grau.

La mansión de la niebla (1972), dirigida por Francisco Lara Polop.

La tumba de la isla maldita (1974), escrita y dirigida por Julio Salvador.

El retorno de Walpurgis (1973), dirigida por Carlos Aured.

Leonor (1975), coescrita y dirigida por Juan Luis Buñuel.

La familia vourdalak (1975) un telefilme de José Antonio Páramo, adaptación del relato de Alexei Tolstoi.

Arrebato (1979), escrita y dirigida por Iván Zulueta[9].

Ya en la década de los 80, el cine de terror en España vuelve a entrar en crisis. Apenas se ruedan películas y de estas no tienen la misma calidad que las rodadas en los años 70. Tendríamos que esperar a la llegada de una nueva generación de directores para comenzar a disfrutar de películas de terror nacionales realmente interesantes con obras como El día de la Bestia, de Alex de la Iglesia; Amenábar, con Tesis, Los otros y Abre los ojos; Jaume Balagueró nos ha reglado obras extraordinarias como Los sin nombre, Frágiles y Mientras duermes; y Paco Plaza con REC y REC 2, además de la nueva Verónica. Sin embargo, los viejos vampiros tradicionales no han regresado nunca a nuestro cine. Al menos, de momento. Pues ya se sabe, antes o después, el vampiro siempre se levanta de su tumba.

 

Notas al pie:

[1] En esas épocas, no se solían doblar las películas, sino que se realizaban varias versiones. En este caso, la Universal, para el papel de Drácula en la versión inglesa escogió a Bela Lugosi (de origen astro-húngaro) y a Tod Browning como director. La versión en español la dirigió George Melford. Se grababa por la noche, cuando acaba el rodaje de la versión inglesa y aprovechaba muchas tomas de la película de Tod Browning. Paradójicamente, la versión española protagonizada por Carlos Villarías, aunque desconocida para el gran público, es considerada por toda la crítica como una película muy superior a la de Tod Browning.

[2] El mítico protagonista, el Dr. Orloff, obsesionado con devolver a su hija la belleza que perdió al quedar desfigurada en un incendio del laboratorio del propio Dr. Orloff es uno de los personajes más icónicos del cine de terror español. A esta primera película, inspirada en Ojos sin Rostro (1961), de Georges Franju, pero con la que guarda muchas diferencias técnicas y argumentales, le siguieron las secuelas El siniestro Dr. Orloff (1984), El secreto del Dr. Orloff (1964) y Los ojos siniestros del Dr. Orloff (1973).

[3] Fantaterror es la denominación con la que se conoce al cine de género fantástico y/o terror producido en España especialmente en las décadas de 1960 y 1970. Se puede considerar la respuesta hispana a los modelos de la Hammer (por cierto, puesta en marcha por un español), pero con giros muy característicos, como un erotismo más explícito y personajes tan asombrosos como los caballeros templarios zombis de Armando Osorio en “La Tetralogía de los Templarios”.

[4] Con anterioridad la Hammer ya había producido dos películas: The Public Life of Henry the Ninth (curiosamente, era una comedia) y The Private Life of Henry VIII de Alexander Korda, que fue el primer nominado al Premio de la Academia de Gran Bretaña en 1934.

[5] Tony Hinds sirvió como piloto en la RAF y James Enrique Carreras (este era su nombre completo) ascendió por méritos en combate hasta teniente coronel.

[6] Rodó más de 200 títulos y empleó decenas de pseudónimos diferentes. 

[7] Los exteriores del castillo de Santa Bárbara de Alicante y los estudios Balcázar de Esplugas de Llobregat. Aunque algunas escenas (las del sanatorio) fueron grabadas en Turín y algunos exteriores en Francia.

[8] La película se estrenó en España en 1973, mutilada por culpa de la censura. Actualmente, esta película se considera una obra de culto reconocida en todo el mundo.

[9] Una muestra del surrealismo cinematográfico que ofrece un film extraño, complejo, muy diferente a todo lo que estamos acostumbrados. Es una película que se hace difícil de ver, que muchos espectadores critican, pero quizás ese sea, precisamente, su punto fuerte.

 

Fuentes de las fotografías:

1.- www.sensacine.com

2.- www.lavanguardia.com

3.- www.peliculasparaenseñar.com

4.- www.filmaffinity.com

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