Anexo: los sospechosos de los crímenes de Whitechapel.

Artículo «Jack el Destripador: la historia detrás del mito del asesino en serie más conocido de la historia

 

Más allá de las viejas y modernas teorías de la conspiración que han ido surgiendo con los años, la investigación policial, que se consideró un referente en la época de procedimiento policial, en el que se combinó el trabajo forense con las pruebas obtenidas en las escenas de los crímenes y los testimonios de testigos y vecinos, arrojaron varios sospechosos, aunque en ninguno de los casos se pudo llegar a acusarlos formalmente.

En el proceso de investigación, la policía llegó a visitar a los vecinos de las calles en las que se habían encontrado los cuerpos puerta por puerta, entrevistando a más de dos mil personas, investigando a unas trescientas y deteniendo a más de ochenta.

Fue también una de las primeras ocasiones en las que se trazó un perfil psicológico del asesino, así como también se crearon grupos de voluntarios que patrullaron las calles y colaboraron en la búsqueda del asesino.

La prensa, por su parte, también realizó su propia investigación paralela e incluso propuso sus propios sospechosos.

Sospechosos principales investigados por la policía:

Montague John Druitt.

La razón de las sospechas fue la coincidencia de su probable suicidio con el final de los asesinatos de Whitechapel. Montague Druitt había sido un gran aficionado al criquet, llegando a jugar con algunos de los mejores deportistas de su época, y profesor en un colegio hasta que perdió el trabajo en noviembre de 1888, desconociéndose las razones. Al parecer, como consecuencia de este despido acabó suicidándose arrojándose al Támesis, donde murió ahogado el 31 de diciembre de 1888.

Severin Klosowski.

Este inmigrante de origen polaco fue realmente un asesino en serie que acabó con la vida de sus tres esposas envenenándolas. Crímenes por los que fue detenido, juzgado y ejecutado en la horca el 7 de abril de 1903 en la prisión de Wandsworth (municipio del suroeste del Gran Londres, en la zona conocida como Londres interior). Aunque se cree que podía tener un gran dominio de la navaja, pues había sido barbero durante un tiempo en el que inmigró a EE.UU. concretamente al estado de Nueva Jersey, no parece que tuviera los conocimientos anatómicos suficientes para cometer los crímenes de Jack el Destripador. Esto sugirió la posibilidad que tuviera un cómplice, probablemente un médico también de origen polaco. Fue una teoría que Frederick Abberline, el principal investigador en el caso, sin embargo nunca pudo llegar a probar.

En algunos momentos de su vida, Klosowski usó el pseudónimo de George Chapman. Aunque no existe ningún consenso al respecto, la mayoría de los investigadores que han reestudiado el caso en las últimas décadas, coinciden en que probablemente Abberline tenía razón y Klosowski era el asesino o al menos tuvo algún tipo de papel relevante en los crímenes. No obstante, el modus operandi con el que asesinó a las víctimas por las que sí se pudo juzgar y condenar no coincide en absoluto con el usado en los crímenes de Whitechapel.

Aaron Kosminski.

En las acusaciones contra Aaron Kosminski se mezclan pruebas circunstanciales, testigos poco creíbles, enfermedades mentales y mucho de antisemitismo y clasismo. Sin poder descartar nada, son muy pocos quienes comparten la opinión, entonces defendida por sir Robert Anderson, comisario-asistente de la Oficina de Investigación Criminal durante los asesinatos de que el culpable era “un judío polaco de condición obrera”. La razón por la que Aaron fue detenido e investigado es que un testigo lo había visto en compañía de una de las mujeres asesinadas. Sin embargo, dicho testigo, aunque lo identificó en primera instancia se retractó inmediatamente después, negándose a acusarlo judicialmente. La razón por la que según algunos el testigo cambió de opinión es que ambos eran judíos. Sin embargo, lo único cierto es que Aaron padecía problemas mentales, aunque nunca había dado muestras de violencia homicida, y fue internado por la propia familia en un sanatorio, dónde murió un año más tarde.

Francis Tumblety.

Se trata de un estafador y embaucador a quién la policía de Scotland Yard también consideró sospechoso por un claro caso de homofobia. No olvidemos que la homosexualidad era delito en la época, razón por la que Tumblety, quien probablemente mantuvo una relación amorosa con el escritor victoriano Hall Caine, tenía antecedentes penales por este motivo. La policía pronto vio en él a un depredador viciosos capaz de los actos más terribles y sádicos. Sin embargo, Tumblety, quien probablemente huyó a EE.UU. como consecuencia de éstas acusaciones, no encajaba en la descripción que habían dado algunos testigos ni en el perfil psicológico. Tumblety era bastante alto para la época, pasaba el metro ochenta y tenía un frondoso bigote muy característico y visible al que cualquier testigo hubiese hecho referencia en caso de ser él.

No obstante, debemos reconocer que sabemos muy poco acerca de éste hombre. Las fuentes son confusos y ha sido imposible determinar siquiera su origen. Aunque probablemente fuera irlandés, es posible también que fuera canadiense de origen irlandés. Además, a lo largo de su vida parece que usó diferentes nombres haciéndose pasar por médico e incluso curandero indio, lo cual le permitió ganar una pequeña fortuna.

En la actualidad es quizás uno de los sospechosos más conocidos debido a una novela, “El dossier Drácula” (2008), de James Reese, en el que un grupo de escritores, entre los que se encuentra el mismísimo Bram Stoker, persiguen a Tumblety/Jack el Destripador.

También debemos hacer mención a la novela del nicaragüense Arquímedes Gonzáles, “La muerte de acuario” (2016), en la que también se narra la persecución de Tumblety, en este caso por Sherlock Holmes y su inseparable doctor Watson, la cual sufrió unas críticas terriblemente malas que nos parecen en gran medida injustas, pues la obra se deja leer y resulta entretenida para los aficionados al género y conocedores de la época y en especial de la obra de Conan Doyle, al que se le hacen muchos guiños. Si bien no estamos de acuerdo con la trama y sabemos que muchas de las fuentes empleadas son poco fiables y muchos de los crímenes a los que se hacen referencia nunca existieron o no tenían nada que ver con los vinculados a Jack el Destripador, no deja de ser una novela de ficción.

Sospechosos principales apuntados por la prensa:

William Bury.

Era un escocés de condición humilde que fue condenado por el asesinato de su esposa en 1889, siendo ejecutado en la horca en Dundee. La razón por la que la prensa se fijó en él se debió al hecho circunstancial de que había residido en Londres durante los meses en los que se cometieron los asesinatos y que mató a su esposa apuñalándola brutalmente en abdomen y área genital. Su esposa, además, ejercía habitualmente la prostitución, al igual que las víctimas de Jack el Destripador. Por este motivo el criminólogo aficionado James Berry, cuyo oficio no era otro que el de verdugo, acudió a la prisión para entrevistarse con el condenado a muerte. Tras aquel encuentro, James Berry afirmó que no le cabía la menor duda que aquel hombre era también el asesino de Whitechapel. Aquella declaración dio alas a la prensa y Ernest A. Parr, un reportero del Newmarket, afirmó que la caligrafía comparada de la letra de Bury y las recibidas por la prensa demostraban su culpabilidad.

Thomas Neill Cream.

Quizás éste sea el sospechoso más polémico y complejo de analizar de todos los aportados por la prensa británica, en especial la más sensacionalista. En las acusaciones se funden elementos racistas e ideológicos con cuestiones más objetivos y algún que otro mito. Thomas Neill era médico escocés afincado en Lambeth, municipio del Gran Londres. No hay necesidad de comentar el poco cariño que los ingleses tenían a los escoces e irlandeses en esa época, en especial aquel odio era mayor entre las clases más populares, que veían en aquellos “inmigrantes” una competencia para encontrar trabajo y poder salir adelante. Además, Thomas Neill era médico abortista, cuestión muy condenada y perseguida en la época. Por no decir de lo peligroso que suponía someterse a un aborto en aquellos años. No olvidemos que no existían los antibióticos y los abortos se provocaban usando químicos como los derivados de la estricnina, un alcaloide usado como pesticida contra pequeños vertebrados. De hecho, varias de las pacientes de Thomas Neill murieron como consecuencia de la ingesta de estricnina que él les facilitó, razón por la que fue condenado a muerte y ejecutado en la horca. La prensa pronto se fijó en él como posible candidato para ser el verdadero Jack el Destripador. En especial porque, según cuenta la leyenda, justo en el momento en el que iba a ser ahorcado dijo “yo soy Jack, el des…”, aunque no pudo acabar la frase porque la horca cumplió en ese momento con su función.

Robert D’Onston Stephenson.

Se trataba de un hombre con problemas mentales que entraba y salía continuamente de los psiquiátricos de la época. Como era muy aficionado a los temas esotéricos y según él mismo afirmaba a la práctica de magia negra, temas que resultaban tabú en la época pero despertaban mucha curiosidad, colaboraba ocasionalmente con algunos periódicos enviado artículos de temática ocultista. William Thomas Stead, reputado escritor y director del periódico Pall Mall Gazette, publicó algunos escritos por D’Onston sobre magia negra y temas místicos, y parece que llegó a conocerlo bastante bien, sospechando que podría llegar a tratarse del auténtico Jack el Destripador. No obstante, será Aleister Crowley, el gran mago negro, quien popularizó a D´Onston como el auténtico asesino, al vincular los crímenes a extrañas prácticas satánicas iniciadas por aquel.

No obstante, la mayoría de quienes han estudiado al personaje coinciden en que era un hombre de escasa preparación y descartan su participación en los crímenes.

Frederick Deeming.

Otro asesino múltiple que fue condenado y ahorcado por sus crímenes, esta vez en Melbourne, Australia. Se trataba de un marino mercante cuyo oficio le permitió llevar varias vidas paralelas y cometer innumerables actos de estafa y quiebras fraudulentas, tanto en Gran Bretaña como en Australia. Como era frecuente en la época en este tipo de delincuentes, cambió mucho de residencia y de nombre. Fue detenido por el asesinato de su mujer y sus hijos, a quienes mató para poder casarse con otra mujer en 1892. Cuando la policía australiana se enteró de lo sucedido y dio parte a sus homólogos británicos (recordemos que Australia en ese momento continuaba siendo parte del Imperio Británico, ya que no se independizó hasta 1901), al investigar, la policía inglesa descubrió que había hecho lo mismo años antes con su primera mujer y sus cuatro pequeños hijos.

Tras la ejecución, la policía australiana tomó una máscara post mortem que fue enviada a Scotland Yard y que en la actualidad se exhibe en el «Museo Negro del Crimen» de Londres. Para muchos ese es el auténtico rostro de Jack el Destripador, pues algunas de las descripciones de los testigos coincidirían con la apariencia física de Deeming.

 

Fuentes de las fotografías: 

1.- www.xlsemanal.com

2.- www.labsk.net

1 comentario en «Anexo: los sospechosos de los crímenes de Whitechapel.»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.